Homero: El padre de la épica occidental
Nadie sabe con certeza si Homero fue una persona real o un símbolo de la tradición oral griega. Algunos estudiosos creen que podría ser un nombre genérico dado a una escuela de poetas itinerantes
Homero, el autor invisible
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Varias ciudades se disputaron el honor de ser su patria: Esmirna, Quíos, Colofón, Ítaca, Pilos, Argos y Atenas. Una rivalidad que da idea de su prestigio. La tradición lo describe como un anciano ciego, quizá porque se asociaba la ceguera con la visión interior y el don profético. Pese a los más de dos milenios que nos separan de él, el nombre de Homero sigue resonando como el del gran fundador de la literatura occidental. ¿Fue un aedo que recitaba sus versos por las costas del Egeo o un mito colectivo que encarnó la voz de un pueblo?
La tradición y la mayoría de los especialistas le sitúan en el siglo VIII a.C. y le atribuyen las dos grandes epopeyas de la antigüedad griega: la Ilíada y la Odisea, obras que marcaron el nacimiento de la literatura europea y definieron para siempre los valores heroicos y humanos de la cultura helena. La Ilíada narra los últimos días de la guerra de Troya, centrada en la ira del héroe Aquiles, mientras que la Odisea sigue las aventuras del astuto Odiseo (Ulises) en su largo regreso a Ítaca. En ambas, Homero construye un universo donde los dioses intervienen en el destino de los hombres.
Más allá de su autoría, el llamado “problema homérico” —la duda sobre si existió una sola mano o varias detrás de los poemas— ha ocupado a filólogos y arqueólogos durante siglos. La teoría oralista afirma que “Homero” nunca existió como individuo, sino como símbolo de una comunidad de rapsodas que mantenían viva la memoria de los héroes troyanos mediante la improvisación poética. Lo indiscutible es su influencia que se extiende desde Virgilio hasta James Joyce, pasando por Dante y los románticos del siglo XIX.
Homero no solo cantó los mitos fundacionales de Grecia, también moldeó la forma en que Occidente entiende el heroísmo, la aventura y la poética. Su obra, transmitida primero de boca en boca y luego fijada por escrito, sigue siendo un puente entre la memoria oral y la literatura universal.
Los aedos, poetas como Homero, podían recitar miles de versos de memoria, ayudados por la métrica y las repeticiones típicas de la poesía oral, acompañados de instrumentos musicales como la lira.
En definitiva, Homero pudo ser un solo ser humano, muchos hombres o ninguno. Lo cierto es que, existiera o no, su nombre sigue resonando en la eternidad. Incluso el famoso personaje de televisión Homer Simpson lleva su nombre como guiño humorístico al poeta más antiguo del mundo occidental.
