Presos políticos del franquismo: "España era una cárcel abierta, todo estaba prohibido"

Barcelona

Estos días mucha gente recuerda qué hacía cuando se enteró de la muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975. Le hemos pedido a Marcel Camacho que nos recuerde cómo fue para él, con su padre Marcelino Camacho, fundador de CCOO en la Cárcel de Carabanchel. Ese año, 1975, hizo dos huelgas de hambre, le rebajaron la pena tras llevar cumplidos 16 años de condena.

Marcel se acuerda de él, en su celda de Carabanchel, y de su madre, también activista, Josefina Samper. Las antifranquistas estaban dentro de la prisión o fuera intentando sacar adelante a sus familias. Y advierte a los jóvenes de lo que significa el fascismo, que se lo piensen antes de pensar que les va a solucionar la vida.

"Nos consideraban delincuentes por ejercer derechos que ahora son constitucionales"

Carles Vallejo entró varias veces a la prisión por su activismo contra Franco. Igual que Maribel Ferrandis que con tan solo 17 años entró en la antigua cárcel de mujeres de la Trinitat, ese momento en las afueras de Barcelona. Hemos quedado en la puerta de La Modelo, un edificio de principios del siglo XX, que ahora alberga una escuela de primaria y un centro cívico. Hemos quedado a la hora de la salida del colegio y se nota porque en el patio donde antes esperaban los familiares para las visitas o para entregar paquetes ahora meriendan y juegan los más pequeños. Carles y Maribel son miembros de l'Associació Catalana de personas ex-presas políticas del franquismo.

Se cierra la puerta y ya no se oyen los niños en el patio. ¿Cómo se sentían cuando las cancelas de rejas se iban cerrando a su paso? "paradójicamente nos sentíamos liberados" dice Carles Vallejo porque dejaban atrás las torturas en la comisaría de Vía Layetana.. "Allí estábamos solos ante nuestros verdugos" refiriéndose a los policías de la brigada político social.

Maribel Ferrandis nos cuenta que en el caso de las prisiones de mujeres ese alivio no llegaba por el régimen interno de las organizaciones religiosas que las gestionaban. No eran monjas pero sí mujeres adictas al régimen. "Nos mantenían aisladas del resto de presas comunes", recordemos que durante el franquismo las mujeres eran encarceladas por infidelidad, prostitución y por abandono de hogar "eran mujeres que huían de sus casas por el maltrato y si los maridos las denunciaban acababan en prisión".

"La próxima vez que vuelvas que sea por puta y no por política"

Ferrandis recuerda esta frase que le dijeron a una de sus compañeras antes de salir. "Nos consideraban lo peor de lo peor" y por eso cumplían condena en un régimen de aislamiento. Mientras seguimos caminando por las galerías recuerdan el hacinamiento, las pésimas condiciones higiénicas. Por eso, insiste Carles, es importante mantener viva la memoria "somos los últimos vivos que sufrieron la represión y nuestra principal tarea es dar testimonio de que el franquismo era una dictadura fascista nacional-católica y sufrimos las consecuencias en nuestras carnes".

Qué piensan al ver a chicos y chicas con la misma edad que ellos entraron en prisión, ahora se declaran fascistas... Maribel Ferrandis dice que les falta información "cuando vamos a los institutos y les explicamos que todo estaba prohibido, libros, películas... el ocio" alucinan y cambian de opinión. Pero Carles apunta que hay que entender a esos jóvenes que se ven con un futuro incierto, saben que van a vivir peor que sus padres. Si no asumimos que hay que solucionar eso, que hay que vincular democracia y derechos a una vida digna todo va a ser más complicado. Desde la Asociació Catalana de Personas Ex-presas políticas del franquismo hacen una gran labor de concienciación y recuerdo de lo que significó la dictadura franquista yendo a centros escolares para que sepan que lo que ellos dan por sentado, fue una lucha que llevó a muchos a prisión.

La memoria en los Institutos

Para luchar contra la desmemoria y la falta de información de los más jóvenes La Asociación Mesa de Memoria Histórica del distrito de Latina, en Madrid, ha puesto en marcha la segunda edición del concurso literario "Jóvenes haciendo memoria" para alentarles a investigar de forma crítica nuestra historia reciente. Pueden participar todos los institutos públicos que lo deseen. Beatriz Nogal se ha desplazado al IES Blas de Otero para charlar con Elena y Elsy, la ganadora y la finalista respectivamente de la pasada edición, y con Eugenia Fernández, su profesora de Lengua.