Del franquismo al exilio: las historias que demuestran que la dictadura no murió con Franco

Madrid

La muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975 no acabó con el franquismo, y es que en plena Transición Española continuaron las detenciones, torturas e incluso asesinatos a la disidencia. Ese es el caso, entre muchos otros, de Blanca Serra, una activista catalana de 82 años que sufrió torturas después de la muerte del dictador, lo que fue la primera causa por la que se abrió investigación en España por parte de la fiscalía de memoria democrática.

La periodista de SER Cataluña, Andrea Villoria, pudo hablar con ella y con su hermana Eva (ya fallecida). Ambas pelearon juntas y vivieron ese activismo en su caso de izquierda independentista, por el cual sufrieron cuatro episodios de tortura en la comisaría de la Vía Layetana.

El abogado de Serra, Brian Ventura, miembro de la entidad de Derechos Humanos Iridia, ha incidido en que mujeres como Eva y Blanca, que cuestionaban el sistema patriarcal y sobre todo la relegación de este a su esfera privada y doméstica, "ponían muy nervioso al sistema del franquismo y también al de la transición".

El imposible acceso a los archivos

De hecho, a día de hoy, Ventura ha asegurado que en el caso de Serra ha sido muy difícil acceder "a sus propios archivos" y se han encontrado "barreras absolutas". Por ello, la activista tuvo "mucha desconfianza y mucho miedo a denunciar hasta que surgió la idea de llevar el caso a la fiscalía", puesto que el recorrido en las querellas que presentaban al juzgado instructor era siempre el mismo: "se archivaban sin llevar a cabo ninguna investigación".

Las hermanas Serra son un caso de tantos que sufrieron las consecuencias del franquismo durante la Transición Española y que aún a día de hoy no han podido encontrar justicia.

En A vivir que son dos días, con Marta del Vado, ha estado el historiador Gutmaro Gómez Bravo, quien este mismo jueves declaró como perito en la investigación que la fiscalía mantiene abierta por el caso de las hermanas Serra.

Gómez ha señalado que es un paso muy importante, pero también ha enfatizado en que "llevamos un retraso absoluto en todas estas cuestiones" y que por primera vez "los historiadores puedan actuar como peritos en este tipo de casos" ante la falta de acceso a la documentación de las víctimas.

El historiador ha explicado que las complicaciones a la hora de acceder a la documentación se basan principalmente en que "todo lo que es del Ministerio del Interior no se puede investigar", es decir, ante todo lo policial, puede haber diligencias pero nunca un expediente.

Franco ya no estaba, pero sí había los mismos policías o jueces", recuerda Joan Bubé, detenido en 1977 mientras hacía la mili, justo cuando se ilegalizó el Partido Comunista. "Realmente había una sistematización de todo lo que fue la dictadura también durante la Transición. Se mantuvieron muchos estamentos, muchas instituciones; hubo únicamente un cambio de nombre, pero las directrices eran las mismas".

Represión en plena Transición Española

Bubé relataba que quienes tenían antecedentes siguieron sufriendo la represión: "Nos detuvieron a una serie de personas que estábamos haciendo el servicio militar y arrastrábamos una ficha policial. Hicieron un juicio al que no tuvimos el placer de asistir y nos condenaron a seis meses y un día".

Cumplió condena en una prisión militar sin abogado y sin derecho a estar presente en el juicio. "Desde prisión, por mis supuestas ideas, vi llegar la democracia. Recibí las primeras papeletas para votar en la prisión naval militar de Caranza del Ferrol del Caudillo", explica, aunque admite que pasó mucho tiempo hasta sentirse libre para expresar sus ideas.

Otro ejemplo es el de Carles Vallejo, histórico sindicalista de SEAT, que sufrió torturas y cárcel por ejercer derechos que hoy son constitucionales. "Me condenaron, me torturaron y me encarcelaron por asociación, propaganda y huelga", denuncia. Tras la muerte del dictador, su represión continuó con el exilio: "Cuando tuve libertad provisional, tuve que huir. Mi exilio duró hasta bien entrada la Transición, hasta que se aplicaron los indultos a los delitos del Tribunal de Orden Público".

Vallejo aseguraba que su vida cambió por completo. "Mi carrera profesional en SEAT se acabó, tuve que rehacer mi vida como tantas otras personas que sufrieron la represión". Por eso insiste en que "la dictadura no murió con Franco, sus ecos siguieron".

A día de hoy, Vallejo, ha llevado su caso al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, después de que la justicia española se negara a investigarlo. "Son delitos de lesa humanidad y deberían enjuiciarse y condenarse", afirma, en la misma línea que Blanca Serra, otra víctima que promete seguir hasta el final, sea en tribunales españoles o ante instancias internacionales.

Un retraso institucional

Gómez ha recalcado que es algo que "no tiene ningún sentido", pero "la ley de secretos oficiales" choca directamente con casos como el de las hermanas Serra y otros. Aunque la última actualización de la Ley de Memoria Democrática contemplaba que debía prevalecer la investigación frente a los secretos una vez traspasado el plazo, esto "no se cumple", denunciaba el historiador.

Son muchas las víctimas que no obtienen justicia por parte de las instituciones españolas, y de hecho Gómez cifra que entre el año 75 y el año 82 hubo entre 800 y 900 muertes violentas.