Por qué todos los verbos modernos acaban en '-ar': ya no hay vuelta atrás
El periodista y escritor Álex Grijelmo nos revela algunas de las claves sobre nuestro idioma

Madrid
¿Te has fijado que todos los verbos de nueva creación siempre terminan en '-ar'? El primero que se nos viene a la cabeza es wasapear que, según recoge la Real Academia Española, es la acción de intercambiar mensajes por el servicio de mensajería instantánea WhatsApp. Pero junto a este podemos encontrar otros neologismos como chatear, tuitear o repostear, por destacar unos pocos ejemplos. Y la mayoría de ellos tienen que ver con el ámbito de la tecnología, pues es el campo que más está creciendo durante estos últimos años y porque está teniendo un impacto brutal en nuestro día a día.
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¿Por qué tienen esta estructura y no probamos con otras variantes terminadas en '-er' y en '-ir'? Para responder a esta pregunta hemos invitado al periodista Álex Grijelmo, quien nos ha hablado acerca de esta y muchas otras curiosidades más sobre el castellano moderno. En declaraciones a El Faro de la Cadena SER, donde hemos descubierto verbos tan sorprendentes como quillotrar, el también escritor explica que todos los verbos que se han creado en castellano terminan en '-ar'. Desde algunos tan antiguos como amar hasta otros de nueva creación como teletrabajar, que hace referencia a trabajar en remoto desde casa.
El dominio de la terminación '-ar'
¿Y qué pasa con todos los que acaban en '-er' y en '-ir'? La lista no es ni mucho menos pequeña. Desde tejer, vender y querer hasta vivir, decir o compartir. Si comienzas a indagar en todos y cada uno de ellos, descubrirás rápidamente que provienen de latín. Mientras que tejer proviene de la palabra texere, vivir proviene del verbo latino vivere. Así nos lo cuenta el escritor, quien nos explica que el castellano tiende a recurrir siempre a la primera conjugación a la hora de formar verbos modernos: "Los que terminan en '-er' y en '-ir' ya estaban en latín. Así que en el castellano moderno solo somos capaces de crear verbos terminados en '-ar'".

Principalmente porque facilita la construcción de los verbos: "Al final, con la terminación en '-ar' nos vamos a lo fácil. Podemos crear verbos como humorizar o farear, pero nunca se nos habría ocurrido conjugar estas palabras como humoricer como fareír". De ahí que todos los verbos que surgirán durante los próximos años acabarán con la terminación -ar, ya sea de forma directa o mediante sufijos típicos como -ear, -izar, -ificar o -cionar.
Un sistema predecible
En resumidas cuentas, la primera conjugación es considerada como la única conjugación productiva del castellano. Ya no solo porque sea mucho más sencillo crear palabras terminadas en '-ar', sino porque apenas presentan irregularidades. Al contar con un sistema de conjugación de lo más predecible, esta terminación se ha convertido en el recipiente natural para palabras de nueva creación.
Por lo tanto, y a la hora de crear un verbo, acabaremos recurriendo únicamente a esta primera conjugación por delante de las dos siguientes. Una opción que simplifica considerablemente todo el proceso de creación del verbo y que no provocará que nos pasemos horas y horas dándole vueltas a cómo podría sonar con otras terminaciones distintas.

David Justo
(Astrabudua, 1991) Periodista especializado en tecnología que aborda la vida digital desde otro punto...




