"Me estoy poniendo cachondo": la genial respuesta de Arguiñano a un dilema difícil de resolver
El cocinero vasco siempre demuestra que su pasión por la cocina está muy por encima de la media
Entrevista a Karlos Arguiñano: el perejil, 'Airbag' y su mejor comida
A lo largo del siglo XX, la cocina vasca se convirtió en sinónimo de alta cocina en las principales capitales españolas. Allá donde había un buen restaurante, también solía haber un cocinero vasco y, en la carta, especialidades como la merluza en salsa verde o el bacalao al pilpil.
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La corriente de la nueva cocina vasca, impulsada por Juan Mari Arzak y Pedro Subijana, entre otros, también contribuyó decisivamente a fortalecer el papel de Euskadi —y muy especialmente, de San Sebastián y el resto de Gipuzkoa— como gran potencia gastronómica.
Por si todo eso fuera poco, la popularidad de Karlos Arguiñano, que lleva casi 40 años en televisión y que solo en los últimos 12 años ha vendido más de un millón y medio de libros, le ha dado aún más protagonismo a la cocina vasca, consiguiendo que cualquiera —sea de Cádiz, de Menorca o de Badajoz— sepa enumerar unas cuantos platos típicos.
El plato más icónico de la cocina vasca
Pero, ¿cuál de todos es el más icónico? Más allá de la merluza en salsa verde y del bacalao al pilpil, hay algunos candidatos destacados: el marmitako, la porrusalda, las alubias de Tolosa, el txuletón, la tortilla de bacalao...
Al trasladarle la pregunta a Karlos Arguiñano, durante la presentación de su nuevo recetario Cocina para todos, el cocinero respondió con de forma previsible: "No sé, no podría decirte solamente uno".
A continuación, además, empezó a engrosar la lista: "Nunca quitaría del catálogo una sopa de pescado, unas kokotxas, un txangurro al horno, o unas anchoas fritas".
Un 'disfrutón' absoluto
Pero su conclusión fue 100% Arguiñano. El cocinero vasco siempre demuestra que su pasión por la cocina está muy por encima de la media y la frase con la que respondió confirma su condición de amante incondicional de la cocina y disfrutón absoluto: "Me estoy poniendo cachondo solamente con lo nuestro".
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En esa misma entrevista, de todas formas, el cocinero vasco explicó qué platos y productos dejaría en el congelador si supiera cuándo se va a morir y, aunque él se decantó por "un buen lomo de bonito, un zancarrón de ternera y unos pollos", sus colaboradores le pedían otra cosa de forma unánime: "¡Chipirones!".
En 2013, de todas formas, cuando le preguntamos por un plato especial, esta fue su respuesta: "Si supiera que me voy a morir dentro de una hora, me iría corriendo a comprar medio kilo de las mejores cocochas, las saltearía con tres cucharadas de aceite de oliva virgen extra, un diente de ajo, una guindillita y unas angulitas, y me las comería con un buen pan para pegar las últimas untadas antes de palmar. Todo con una botella de K5 y, si me da tiempo, un cortadito y un gin-tonic. Pero las cocochas no pueden faltar".
Carlos G. Cano
Periodista de Barcelona especializado en gastronomía...Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del equipo de 'Fuego y Chinchetas'. Licenciado en Periodismo por la Universitat Pompeu Fabra y Máster de Periodismo UAM-El País. Antes fui enfermero y 'free lance' en El Salvador.