Una psicóloga revela el coste de vivir con alguien que frecuentemente está de mal humor
Los comportamientos concretos en los entornos tienen eco en los demás

Ilustración de una persona enfadada / Malte Mueller

Las relaciones familiares o de pareja tienen muchas aristas porque la convivencia suele ser bastante complicada en términos generales, partiendo de la base de que cada cual tiene su propia personalidad, manías y forma de hacer las cosas, por lo que hay que intentar llegar a un punto medio para que todos consigan un estado óptimo de bienestar en casa. Y es que el comportamiento de la persona con la que convives tiene que ver mucho con cómo te sientes.
En este sentido, desde ABC Australia abordaron el tema de cómo influye vivir con una persona que está de mal humor frecuentemente. Hablaron con Carly Dober, psicóloga y coordinadora de políticas de la Asociación Australiana de Psicólogos, quien dijo que puede ser impredecible y estresante, puesto que es incómodo compartir espacio con alguien con quien sientes que tienes que ir con pies de plomo para que no se moleste, además de no saber cuál será su estado de ánimo en un rato.
Pero, ¿por qué se producen estas fluctuaciones de comportamiento? Según escriben en el medio australiano, hay muchas razones por las que las personas pueden experimentar estos cambios, habiendo recogido algunas de ellas con la ayuda de la mencionada Dober y de la consejera de relaciones Jill Dzadey, enumerando una serie de cosas que pueden estar pasándole a estas personas malhumoradas, porque a veces no solo pasa por su propia naturaleza:
- Influencias del estilo de vida, como la falta de sueño, la dieta, hacer demasiado o muy poco ejercicio.
- Estrés y agotamiento
- Cambios hormonales, incluida la menstruación, la perimenopausia, el trastorno disfórico premenstrual (TDPM) en mujeres y los niveles altos o bajos de testosterona en hombres.
- Trastornos del estado de ánimo como la depresión y el trastorno bipolar
- Neurodivergencia como el TDAH
- Enfermedad mental
- Problemas de salud física como enfermedad de la tiroides, niveles bajos de hierro y niveles bajos de azúcar en sangre
- Efectos secundarios de los medicamentos
- Consumo de sustancias
- Transiciones de vida como convertirse en padre
- Duelo y pérdida
- Déficit en las habilidades de regulación emocional
Así, Dober comenta que, en ocasiones, algunas de estas personas hacen uso del mal humor para intentar comunicar que están molestas, algo así como una herramienta para que el resto se percate sin tener que decir que le está ocurriendo algo. La experta añade que también hay una serie de estereotipos de género sobre el mal humor de hombres y mujeres que también influyen en cómo expresamos nuestras emociones: "Es socialmente aceptable que los hombres se vuelvan melancólicos, estén de mal humor o enojados".
Mal humor y sus consecuencias
Jill Dzadey comenta que el mal humor es una forma de control coercitivo cuando se utiliza para manipular el comportamiento de otra persona o castigarla. "Podría parecer como si nunca supieras realmente qué versión de esta persona estás obteniendo, y podrías sentir que necesitas ajustar tu comportamiento", asegurando que esto "puede crear miedo y ansiedad, y la persona malhumorada puede tener todo el poder". En este sentido, en ABC hablaron también con Deborah Thomson, víctima-sobreviviente de violencia doméstica y defensora de los derechos de los niños, quien explicó que su expareja era "el rey del mal humor".
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"Sus cambios de humor eran impredecibles, pero siempre los utilizaba con un propósito y con la necesidad de controlar todos los escenarios", comenta Thomson, lo que "me hacía sentir como si viviera en una zona de guerra, en constante alerta, esperando a que cayera la siguiente bomba", y es que esos cambios con tales propósitos son considerados como una forma de abuso psicológico y manipulación, pues transfieren directamente a la otra persona la responsabilidad de hacerla feliz en todo momento y tener que lidiar con sus malos comportamientos y estados.
Tratar con quien está de mal humor frecuentemente puede ser agotador "si eres la persona que siempre se adapta al estado de ánimo de los demás", explica Dzadey, quien añade que "puede provocar sentimientos de soledad y rechazo". "Si tienes una pareja temperamental, a menudo puedes sentirte poco visto, poco escuchado y poco amado", teniendo también influencia directa en los más pequeños, ya que aprenden que el mal humor todo el tiempo es normal y aceptable: "La desregulación en algunas personas es bastante intensa y poderosa, y puede ser sentida por muchos a su alrededor".




