Las elecciones del 28M han vuelto a dejar en Navarra un escenario político muy fragmentado. UPN ha vencido en las elecciones con 15 escaños, seguido por PSN-PSOE, que conserva los once. Sube EH Bildu hasta los nueve parlamentarios (2 más que en los anteriores comicios) y Geroa Bai, actual socio de los socialistas en el Ejecutivo, cae hasta los siete. El PP y Contigo Zurekin tienen tres escaños cada uno. La novedad más importante es la irrupción de VOX en la Cámara foral con dos parlamentarios. De nuevo, los pactos serán claves. La socialista María Chivite podría revalidar el cargo de presidenta, con los apoyos de Geroa Bai y Contigo Zurekin (suman 21). Partidos que conforma la actual coalición de Gobierno. Esta es, de hecho, la apuesta de Chivite. “El bloque de gobierno sigue sumando más escaños que la derecha, por lo que nos disponemos a liderar un ejecutivo progresista con nuestros actuales socios y con mayor peso socialista”, ha proclamado. Se ha referido asimismo a la entrada de VOX en la Cámara foral y ha culpado directamente a UPN por la campaña electoral “polarizada” que ha realizado y que ha “beneficiado a las posturas más radicales”. No obstante, para ser presidenta, Chivite requeriría, de nuevo, la abstención de la coalición abertzale, tal y como ha sucedido en la presente legislatura -se abstuvieron algunos parlamentarios, aunque los socialistas aseguran que no lo negociaron-. La candidata de EH Bildu Navarra, Laura Aznal, se ha posicionado ya al respecto y ha reclamado que en cada institución gobierne “aquella fuerza progresista que más votos tenga”. En la práctica, eso supondría el apoyo abertzale a Chivite, pero exigiendo que el PSOE haga alcalde de Pamplona al candidato de EH Bildu, Joseba Asirón. Lo cierto es que la coalición abertzale sale reforzada de estos comicios: es la formación que más concejales obtiene en la Comunidad foral, tiene dos parlamentarios más en la Cámara foral y ha ganado en varias alcaldías relevantes. Incluso, ha rozado la victoria en la capital navarra. Todo ello a pesar de la relevancia que ha tenido durante esta campaña electoral la presencia de condenados por delitos vinculados a ETA en las listas de EH Bildu -siete en Navarra-. De hecho, el único navarro que se comprometió a no recoger su acta si era elegido fue Juan Carlos Arriaga Martinez, condenado a 29 años de prisión por el asesinato en 1984 del empresario pamplonés Jesús Alcocer. Arriaga ha resultado elegido como concejal en el consistorio de Berrioplano, donde EH Bildu ha ganado la alcaldía. El juego de pactos será clave y tampoco quiere escapar a él UPN, vencedor de estas elecciones. Unión de Pueblo Navarro ha obtenido 15 parlamentarios, pero la ruptura de la coalición de Navarra Suma, que aglutinaba también a PP y Ciudadanos, ha perjudicado a la derecha. En los últimos comicios obtuvieron 20 escaños. En esta ocasión, la suma de UPN y PP hacen 18 y la formación naranja se queda fuera de la cámara. En cualquier caso, Javier Esparza, presidente de UPN, ha preferido subrayar lo positivo: “Nadie ha podido ni va a poder con Unión del Pueblo Navarro”. Ha culpado asimismo a Chivite del crecimiento de EH Bildu: “Es la máxima responsable del ascenso de EH Bildu en Navarra, es la máxima responsable de que sea la tercera fuera de esta comunidad. Los ha blanqueado”. Esparza ha avanzado que en los próximos días iniciarán los contactos con el resto de fuerzas para que la coalición abertzale “no decida nada en esta tierra. Una llamada a la negociación que no excluye a los socialistas. Por otro lado, el ascenso de EH Bildu ha tenido un perjudicado principal: Geroa Bai, actual socio en el Ejecutivo. Su líder, Uxue Barkos, ha reconocido que el resultado “no ha sido bueno”, pero ha insistido en que siguen siendo una “fuerza determinante” para conformar mayorías progresistas.