La estafa de las pulseras: Los consumidores, una vez más, indefensos
Ya en diciembre pasado tuvieron que reconocer que su publicidad era engañosa ante las amenazas de las autoridades de consumo de Australia: “La descripción del producto no se apoya en ninguna evidencia científica creíble”. Ahora, los impulsores de una demanda colectiva contra los fabricantes de esta pulsera fraudulenta han claudicado y parece que todo apunta a que tendrá que pagar 57 millones de dólares, en teoría para devolver el dinero a los afectados.
Recuerdo que cuando surgió la venta masiva de estas pulseras, cuando algunos famosos de todo el mundo, naturalmente aquí - ¿pagados convenientemente? – hablé con algunos científicos que tiraron por tierra todos los fantasiosos y ridículos argumentos que utilizaban, por tierra, mar y aire, para vender su producto. Conseguí que un día un alto cargo de la empresa Power Balance en España tuviera un cara a cara con uno de estos investigadores, Antonio Hernando, Director del Instituto de magnetismo de la Universidad Complutense de Madrid. Creo que aquel día los responsables de Power Balance nos crucificaron a Francino y a mí. Recuerdo que a este directivo le pedí en antena que nos enseñaran sus investigaciones, algo que demostrara lo que prometían. Me dijo que me lo haría llegar. Sigo esperando. Es más, le dije en antena que nunca me llegarían, que tendrían pocas sanciones administrativas y que si algún día se lo prohibían, ya se habrían forrado. No es que quiera apuntarme tantos, pero es lo que ha pasado.
Las asociaciones de consumidores llevan años denunciando este tipo de productos. Lamentablemente, ahí siguen otros productos milagro; ahí está la nueva versión, los collares “cuánticos” denunciado por Facua estos días y tantas cosas más… Los desesperados de todo tipo de “males”, llevan muchos años haciendo el caldo gordo a los estafadores de las pulseras, que tiene mucho más mercado: son para mayores, jóvenes, mujeres, hombres… ¡ Y seguimos picando ¡ Y lo que es más triste, ante la mirada nada activa de las autoridades de consumo de nuestro país. Australia les plantó cara, Estados Unidos los ha borrado del mapa; en algún otros país fueron prohibidas; hasta en Italia multaron a la empresa Power Balance con 300.000 euros. ¿Saben que pasó aquí ? La Junta de Andalucía puso una ridícula multa de ¡15.000! euros ! Menudo negocio: venden 300.000 pulseras a 30-40 euros y les ponen una multa de 15.000 euros. ¿No me digan que no es vergonzoso? Hasta tuvimos una ministra que hizo un “guiño” a la dichosa pulsera... Y que no me digan que no hay legislación, que no hay dinero para investigar, que no se puede hacer más. … Investigadores españoles demostraron la ineficacia de estas pulseras. ¿No era suficiente para que Ministerio de Sanidad y comunidades autónomas al menos hicieran una campaña para informar de lo que se sabía? ¿Cuántos usuarios hubieran dejado de comprarlas? El problema es que esto no es nuevo: pasó, ha pasado y seguirá pasando.
Por si acaso, guarda la factura si la tienes por ahí… Aunque no veo a las autoridades españoles movilizándose para que dejen de engañarnos como a chinos…




