Ofertas: ¡que no nos engañen!
Ya se que hay miedo, excesivo a veces, pero eso no nos debe agarrotar. Es verdad que no es extraño dar la vuelta a la esquina y encontrar una tienda de toda la vida cerrada, o una cafetería, o una tienda de zapatos…
Para salir de esta angustiosa situación, me consta que muchos comerciantes están haciendo esfuerzos ímprobos a base de ajustarse el cinturón, bajar precios, márgenes, poner más horas en el asador… Pero frente a estos, seguramente la mayoría, no faltan tampoco los “listillos” que juegan a la picaresca. Los que nos venden supuestas grandes ofertas que no lo son tanto; grandes descuentos, con gran despliegue en escaparates con rebajas alucinantes, 50%, 60%, 70%... Muchas se acuerdan del “hasta” y algunas, los más irresponsables, ni eso… El “hasta” a veces es un producto muy rebajado, dos… una minoría. El caso es que nos son pocos los que pretenden enganchar a sus clientes con prácticas engañosas que son pan para hoy, hambre segura para mañana. A la mayoría de los consumidores se nos puede engañar una vez, difícilmente dos. ¡Y no vean cómo funciona el boca a boca! Y lo efectivo que es, sobre todo cuando es negativo. Nunca es una buena idea reírse de quien te da de comer, pero mucho menos hoy, en esta situación. Las redes sociales son un buen ejemplo de que es fácil encumbrar algo o hundirlo. No ajustar precios, no dar calidad a precios razonables, no dar buen servicio, no es un buen camino. Pero jugar con la clientela es asegurarse el cierre. Y no por la crisis.




