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Guía para ganar (o no) Eurovisión

Algunos lo califican como el espectáculo más kitsch de los tiempos modernos, otros son capaces de arañar si alguien se mete con él. Sea como fuere, lo cierto es que el Festival de Eurovisión (Eurovision Song Contest, que dicen los viajados) reúne cada año a cientos de millones de europeos (y de foráneos, incluso) frente al televisor.

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¿Hay alguna clave para ganar el Festival, o al menos, para intentarlo?. Eran otros tiempos cuando las canciones que ganaban reunían dos condiciones necesarias (aunque no siempre suficientes): un ritmo pegadizo y una coreografía vistosa. Eran los setenta y los ochenta. En los noventa el protagonista sobre los escenarios eurovisivos fue el desparrame, ganaba lo diferente (alguien diría que imperaba lo "hortera de bolera"). En estos tiempos, quizá la condición necesaria para triunfar es tener muchos vecinos (Rusia, Serbia...). España en este terreno lo tiene mal: solo tenemos tres vecinos y uno de ellos (Andorra) lleva dos años sin participar.

Hemos analizado todas las canciones y hemos intentado agruparlas según las cualidades que presenta cada una para optar al ansiado premio. Nos salen seis categorías.

Gorgoritos sensibles

Una categoría con dos apartados: femenino y masculino. El femenino es mucho más abundante. Nos estamos refiriendo a las baladas de toda la vida, aunque en Eurovisión parece establecerse una extraña competición por ver quién grita más, más alto y mejor. Tal vez piensen que en esto el "Quédate conmigo" de Pastora Soler se lleva la palma. Se equivocan. La representante de Albania, Rona Nishliu, reúne todas las papeletas para ser considerada la "reina del gorgorito". Esta joven kosovar se nos ha presentado a los eurofans en un vídeo en el que parece estar plantada en una maceta. No sabemos si para su actuación en el Festival habrá conseguido sacar los pies del tiesto. Otra representante destacada en esta categoría es la portuguesa Filipa Sousa, que canta un fado de los de toda la vida...bueno, si no fuera porque está compuesto por un croata. Los balcánicos y los eslavos apuestan también este año por chicas que cantan baladas muy melosonas.

En el apartado masculino hay mucha menos representación, pero algún ejemplo destacado. Es sin duda el de Roman Lob, el participante alemán, que actuará en la final después de Pastora Soler (en el puesto 20) y que canta una canción del reconocido crooner Jamie Cullum.

Fulanos enloquecidos

Es una fórmula con un cierto éxito en los últimos tiempos (recordemos al ruso Dima Bilan en 2008). Se trata de chicos jóvenes (a veces no tanto), con un denominador común: su capacidad para desmelenarse en el escenario y llegar al borde del paroxismo. Es el caso del representante montenegrino, de nombre Rambo (aunque no de apariencia), que aporta un tema cuasirapero con un título que induce a la reflexión: "Euro neuro". Otro ejemplo sería el de Eslovaquia, con un cantante estilo grunge (el querría haber sido Kurt Cobain), de nombre Max Jason Mai. Entre los favoritos encontramos al noruego de origen iraní (el mestizaje está muy presente en esta edición) Tooji, con un aire a Ashton Kutcher, con una canción a medio camino entre lo étnico y el dance.

Pibones poperos

En este grupo encontramos a mujeres (generalmente de bandera), entre los 15 y los 40, que intentan volver a la vía rítimica y coreográfica que tanto éxito tuvo en los 70 y los 80. La más destacada de todas ellas (al menos es lo que dicen las apuestas) es la sueca Loreen, de origen marroquí. La canción que interpreta tiene el mismo autor que la española "Quédate conmigo". Otros ejemplos serían otras dos de las grandes favoritas: la francesa Anggun, que realmente es indonesia (¿hay mestizaje o no?), y la italiana Nina Zilli, que tuvo una destacada actuación en el último festival de San Remo.

Dúos variaditos

Ya sea chico-chica, o chico-chico, este año nos encontramos con un amplio surtido de parejas eurofestivaleras. Los hay que, incluso, parecen un déjà vu. Es el caso de los irlandeses Jedward. Si ven a estos gemelos y creen que la memoria les está jugando una mala pasada, no lo tengan en cuenta. Son los mismos gemelos que ya participaron el año pasado y que quedaron en octava posición. La canción, ellos aseguran que es diferente, pero yo no lo tengo tan claro. Otro ejemplo de esta categoría: los suizos Sinplus, con sonido ochentero, que quedarían estupendos como teloneros de U2 o de Queen.

Abuelos frikis

Solo tiene dos representantes, pero con tanto peso en esta edición del Festival que merecen ser destacados convenientemente. La sección femenina (y es algo más que una forma de expresarse) de este apartado corresponde a las seis abuelas rusas Buranouskiye Babushki, del pueblo de Buranovo en la República de Udmurtia. Entre las seis suman más de quinientos años y vienen a ser al folklore ruso como las lagarteranas al español. El otro yayo (que no flauta en este caso) es Engelbert Humpedinck, sí, ese, el mismo que cantaba baladas en los 60. Es el representante británico y canta en primer lugar de la final.

Sujetos inclasificables

¿O me diréis que no es inclasificable un grupo rumano-cubano que canta en español algo parecido a una lambada mientras la solista se toca lascivamente? ¿o el grupo austríaco Trackshittaz, que hace un tema hiphopero, pero que va uniformado como si fueran los Beatles recién salidos de la grabación del "Sergeant pepper..."?

La final de la edición nº 57 del Festival de Eurovisión se celebra el próximo sábado, día 26 en Bakú, Azerbaiyán, tras la celebración de dos semifinales los días 22 y 24. España, con la canción "Quédate conmigo", interpretada por Pastora Soler, actúa en la posición nº 19.

Los frikies eurovisivos del 2012

19:18

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