Concha Velasco: "He ido a las rebajas y me he comprado dos Armanis al 50%"

"¿Retirarme yo? ¡Si todavía no he interpretado a La Celestina!". Así es como Concha Velasco espanta los fantasmas de una posible retirada: "Quiero tener más arrugas para quitarles los papeles a las actrices de mi edad". Ejemplo y derroche de energía y de vitalidad.

La actriz, que el pasado 29 de noviembre cumplió 73 años (compartía cumpleaños con su gran amigo Fernando Guillén), está feliz de la vida con su Goya de Honor. Tal es su ilusión que ya sabe en qué lugar de su "barroca casa" va a colocar el cabezón y lo que se va a poner tanto en la fiesta de los nominados como en la misma gala: "He ido a las rebajas de un centro comercial y me he comprado dos Armanis al 50%".

Dice que ya tiene escrito el discurso de agradecimiento, que no va a aburrir a nadie y que no va a ser pesada, pero que no se va a callar nada. Confiesa también que este premio le ha quitado la espinita que se le clavó cuando la Academia no le dio el Goya en 1997 por 'Más allá del jardín' de Pedro Olea: "Vi en la cara de Pilar Bardem que no me lo daban". Al final, su amiga del alma tenía razón y se lo llevó Emma Suárez. Esa noche lloró lo que no está escrito. Era su segunda nominación tras 'Esquilache' de Josefina Molina en 1989.

Concha Velasco es de esas personas que no tiene ningún problema en reconocer que ella llama a los directores para pedirles trabajo y comenta, en tono de broma, que le enseñó sus "partes" a Berlanga y que por eso la cogió para 'París-Tombuctú' (1999). También fue a la caza de Amenábar: "Me lo encontré una vez en un tren, le dije que me había gustado mucho 'Ágora' y que me habría encantado trabajar en la película". El director le dijo que contaría con ella para su próxima película, pero ella ya "vio en su cara" que no trabajaría nunca con él. Tampoco, dice, lo podrá hacer con Almodóvar porque le rechazó una vez un papel y "a un director, cuando le dices que no, no te vuelve a llamar en la vida".

El Presidente de la Academia, Enrique González Macho, dice que la profesión entera la respeta, la quiera y la admira porque es "de lo merjocito, lo mejor" y que se merece el Goya "más que nadie". Concha, que admite haberlo pedido en público (y más concretamente encima de las tablas en la obra 'Yo lo que quiero es bailar'), cree que si se lo merece es porque cumple con los dos requisitos fundamentales: tener entre 70 y 90 años y más de 80 películas a sus espaldas. Es la cuarta mujer en recibirlo tras Josefina Molina, Imperio Argentina y Rafaela Aparicio.

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Dice que ella no está aquí "por casualidad" sino porque es "vocacional" de pies a cabeza: "Los actores tenemos una suerte tremenda porque podemos vivir otras vidas". Inició su carrera en el cine (su gran pasión) a los 15 años con 'La reina mora' (1954). Aunque su consagración profesional fue en 1958 con 'Las chicas de la Cruz Roja' junto a Tony Leblanc: "El mejor compañero que he tenido nunca". Con un currículum interminable (ha hecho prácticamente de todo), puede presumir de haber besado "a lo más guapo y a lo más feo de este país". El beso que más recuerda es el que le plantó a "Pepe" Sacristán en 'La Colmena'. Aunque, para ella, el ducho por excelencia en el arte de besar ha sido, sin duda, Fernando Fernán Gómez: "¡Cómo besaba Fernando!".

A Francisco Umbral no le gustaba que los actores se definiesen como artistas. Él quería que usasen el eufemismo "profesionales del espectáculo". Algo a lo que Concha Velasco se ha negado siempre porque, si algo es ella, es artista.