Robots que cuidan de ancianos con alzhéimer

En un país tan latino como España, con una concepción de la familia tan apegada como la nuestra, hay avances tecnológicos que se hacen difíciles de imaginar. La mecanización de la economía de los cuidados es uno de ellos. Y más en estos tiempos de crisis en los que la membrana familiar está más activa que nunca. 'Un amigo para Frank', que llega a los cines el próximo viernes 24 de mayo, pone sobre la mesa la sustitución del cuidado humano por el robótico.

"En EEUU no tenemos la costumbre de cuidar a nuestros mayores, los metemos en residencias". Jake Schreier es un tipo simpático y humilde que se encoje de hombros cuando la periodista que firma el artículo, en un casposo arranque ultra, le cuestiona la ética de su película. "En las culturas en las que se cuida a los ancianos, la idea de que lo haga un robot no tiene sentido, pero no todas las culturas son así". Las tornas cambian y la que ahora se empieza a encoger de hombros es la entrevistadora. Aun así, el debutante director insiste en hacerse entender: "Google está desarrollando el primer coche que no necesita conductor. Eso ya es un robot que cuida de nosotros. Ahora igual nos choca y nos parece una locura, pero dentro de unos años nos parecerá algo normal. Lo mismo pasó con los teléfonos móviles y míranos ahora...".

Aparcado el credo y pedidas las disculpas pertinentes, 'Un amigo para Frank' es una deliciosa fábula futurista, con aires de thriller, que se ganó el premio del Gran Público en el pasado festival de Sitges. Como ya hicieron Chris Columbus y Steven Spielberg en 'El hombre bicentenario' y 'A.I. Inteligencia artificial', esta película pequeña e independiente habla de la amistad entre dos almas: una humana y otra artificial.

Frank Langella es un viejo exladrón condenado a perder la memoria, que entabla una relación delictiva con el robot que le cuida, le cocina y le hace compañía. Con los hijos lejos y prácticamente sin amigos, a excepción de la bibliotecaria, humano y máquina terminarán cogiéndose cariño, a pesar de las reticencias iniciales, y urdirán el último golpe del sempiterno delincuente.

El norteamericano Jake Schreier, que ha estado en Madrid presentando la película, lleva detrás del proyecto desde que salió de la universidad y desde que vio el corto de su amigo y compañero Christopher Ford. Pero las oportunidades no siempre llegan cuando uno las busca, por eso Schreier decidió dedicarse a la publicidad. El problema es que el gusanillo de la dirección le siguió picando (para eso estudió cine) y, tras más de ocho años haciendo anuncios, le pidió a su amigo Ford que alargara el guion de aquel corto universitario. Lo que ni de lejos se podía imaginar este director que chapurrea el español es que iba a contar con un elenco de primera: "Mis productores, que no son tan novatos como yo y que ya han hecho muchas películas, me concertaron una cena con Frank Languella porque quería saber si de verdad era una buena película o si se trataba otra estúpida historia de robots. Al final, terminé convenciéndole". El reparto se completa con Susan Sarandon, Liv Taylor y James Marsden: "Fue facilísimo dirigirles. No tuve que hacer nada".

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Schreier sabe a lo que se enfrenta en España: "Con más de un 25% de paro, ¿cómo va a ir la gente al cine?". Y sabe también que las películas como la suya tienen pocas ventanas de exhibición porque los tentáculos de los centros comerciales arramplan con las salas urbanas y pequeñas, que son al fin y al cabo las que se interesan por el cine de autor. "En EEUU también se están cerrando muchas salas. En Nueva York y en Los Ángeles hay cientos, pero en Texas o en cualquier pueblo perdido, solo hay centros comerciales en los que no se pueden ver películas independientes". Se calla unos segundos, tuerce el gesto, mira que la taza de té está casi vacía, se echa un poco más y concluye resoplando: "El cine hace feliz a la gente".

La película se estrena el próximo viernes 24 de mayo