SER Historia: La Virgen antes del cristianismo

En Egipto tenemos una de las pruebas más evidentes de la continuación de la tradición faraónica en nuestro marco judeocristiano. Quizás el ejemplo más claro lo descubrimos en la importante influencia de los iconos faraónicos en la estatuaria cristiana. La Virgen con el Niño Jesús en brazos, tan común en muchas tallas románicas o góticas, no es más que una copia de las representaciones de Isis con Horus Niño en el regazo. El paralelo es evidente. Pero no solamente desde un punto de vista estético, sino también teológico. La fuerza de Isis como madre del dios Horus, el salvador de la humanidad y principal baluarte contra las fuerzas del mal, la encontramos en el arquetipo creado alrededor de la imagen que la tradición cristiana ve en la Virgen María.

Desde el románico hasta hoy

No sabemos de qué forma, cuáles fueron los cauces o quién el ideólogo de tan precisa transmutación, pero la Virgen María, como icono religioso, es un calco de las divinidades femeninas que pululaban por el Mediterráneo oriental en el cambio de Era, hace unos 2.000 años. La diosa Isis es solo un ejemplo, pero no es el único caso. Lo mismo podemos decir de la diosa Cibeles, quien también cuenta con detalles que la asemejan a otras divinidades femeninas de la Antigüedad. Muchos de las grandes catedrales europeas construidas bajo la advocación de la Virgen, se levantaron sobre antiguos santuarios dedicados a la diosa Cibeles; lugares sacralizados con una divinidad femenina muchos siglos antes.

Es difícil seguir su rastro, pero parece claro que el cristianismo primitivo tomó de otras religiones algunos aspectos, creencias, símbolos y representaciones que han quedado marcadas con una fuerza asombrosa hasta nuestros días.