¿Qué impide la reforma constitucional?

Desde hace demasiados años la celebración del día de la Constitución coincide con la reclamación generalizada de su reforma. Es evidente que la necesita. Alguno de sus títulos está parcialmente amortizado, contiene referencias -pena de muerte en caso de guerra, servicio militar obligatorio - que ya están superadas mientras nuevos derechos conquistados, como el matrimonio homosexual, no están explícitamente recogidos. Mantiene preceptos de otro tiempo, como la prevalencia del varón en la sucesión monárquica, que son llanamente inconstitucionales, y nada dice, porque no estábamos, de la nueva realidad europea, que ha modificado nuestra arquitectura legislativa y judicial, por ejemplo.

Son tantas las razones para la reforma que lo que parece irracional es no abordarla. Y ha sido tan eficaz esta constitución elaborada aún con la sombra de la dictadura presente que la resistencia a reformarla en plena democracia solo deja patente la ineficacia de quienes deberían emprenderla.