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Historia | Ocio y cultura

El pensamiento de Confucio

Analizamos lo que hay de mito y de realidad tras el líder del confucionismo

En muchas ocasiones tendemos a idealizar a los grandes pensadores del pasado. Los estudiamos descontextualizados y la tradición pone en su boca frases que seguramente nunca dijeron. ¿Sucede esto con Confucio, el pensador chino que vivió a caballo entre los siglos VI y V a. de C.?

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La vida del "maestro Kong", traducción con la que podemos entender su nombre en chino mandarín, está sumida en la leyenda y, como sucede con otros grandes hombres de la Historia, poco sabemos de su verdaderos orígenes. Sí parece haber documentación que demuestra que nació en el año 551 a. de C. en el seno de una familia acomodada venida a menos cuando el cabeza de familia falleció. Eso no impidió que Confucio, uno de los hijos menores de la familia, disfrutara de una buena educación en los colegios más exclusivos del Estado de Lu, hoy conocido como provincia de Shandong, al noreste de China. Esa esmerada formación acabó encumbrándolo a elevados puestos de la administración que le llevarían a desempeñar el cargo de lo que hoy podríamos asimilar a un ministro de justicia.

La oscura realidad

Al parecer, desempeñando este cargo, Confucio descubrió la realidad existente en su país que nada tenía que ver con lo que él imaginaba. La pobreza, la guerra o la injusticia social eran plagas que lo devoraban absolutamente todo. La pérdida de valores y sobre todo, la pérdida del respeto hacia la tradición más ancestral del pueblo, llevaron a Confucio a replantearse su vida y comenzar un nuevo camino. Realmente, la base del pensamiento de Confucio no dista mucho del buen hacer que el ser humano debe desempeñar a lo largo de su vida y que defendían muchos otros filósofos o pensadores contemporáneos. Confucio se dedicó a viajar por el país y compartir con los discípulos que tuvieran a bien acercarse a escuchar su palabra, un nuevo pensamiento basado en la tradición. El éxito no se hizo esperar y fueron muchos los seguidores pusieron por escrito sus reflexiones sobre la vida, el trabajo, la política, la religión, etcétera. Las llamadas Analectas recogen su pensamiento aunque seguramente no sean obra del propio Confucio sino de sus seguidores.

Perseguido durante siglos por los detractores hasta prácticamente nuestros días, el gobierno chino ha reconocido finalmente el papel conciliador que puede desempeñar su figura; una de las más populares de la historia de China a la que aquí queremos conocer un poco más.

SER Historia: Confucio (03/08/2014)

55:26

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