Los visigodos

"Los bárbaros que habían penetrado en las Españas las devastan en lucha sangrienta [...] Desparramándose furiosos los bárbaros por las Españas, y encrueleciéndose al igual que el azote de la peste, el tiránico exactor roba y el soldado saquea las riquezas y los mantenimientos guardados en las ciudades; reina un hambre espantosa, y las fieras destrozan hasta a los hombres más fuertes. (...). Incluso las madres se alimentan de los cuerpos de sus hijos muertos o cocidos por ellas mismas. Las bestias, acostumbradas a los cadáveres de los muertos por la espada, el hambre o la peste, acaban con los hombres más fuertes y, cebadas con sus carnes se lanzan a la destrucción del género humano. Y así, con las cuatro plagas, la de la espada, la del hambre, la de la peste y la de las fieras, que asolan el orbe entero, se cumplen los presagios anunciados por el Señor a través de sus profecías."

Las palabras de Hidacio, Obispo e historiador hispano romano del siglo V en su Chronicon no dejan lugar a dudas. Los invasores bárbaros fueron un azote para las poblaciones de la península Ibérica. Hay historiadores que señalan que la causa de la destrucción de Roma fue la propia Roma y sus revueltas y corruptelas intestinas.

Pueblo de contrastes

Como sucede con los grandes pueblos de la Antigüedad (¿son los visigodos un pueblo medieval o el último rescoldo de la Antigüedad?, ahí lo dejo), con los visigodos hubo luces y sombras. El patrimonio que nos han legado es sorprendente y nos habla de un pueblo sofisticado. El tesoro de Guarrazar, aparecido de una forma azarosa en el siglo XIX (podéis escucharlo en el programa 6 de la primera temporada de SER Historia) nos hace ver que estos bárbaros, más allá del simple boato que pudiera acompañar a su vida diaria, contaban con un corpus de creencias más singulares de lo que habríamos pensado en un principio. En este nuevo programa de SH intentaremos resolver esas dudas.