25 años sin el muro de Berlín
Un cuarto de siglo es el tiempo que nos separa desde la caída del Muro de Berlín. El 9 de noviembre de 1989 la historia de Europa comenzó a reescribirse de nuevo. Hubo sus aciertos y sus errores, pero la historia cambió radicalmente desde aquella fecha de la que ahora se celebran 25 años
Madrid
Las ventajas que tiene la Historia contemporánea es que nos permite en muchos casos poder utilizar material de primera mano. Los documentos sonoros que conserva el archivo de la cadena SER son un buen ejemplo de ello. En el caso de la caída del Muro de Berlín en noviembre de 1989, el material es muy amplio y al mismo tiempo curioso.
SER Historia: 25 años Muro de Berlín (09/11/2014)
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El protagonista de toda esta historia, nunca mejor dicho, es Günter Schabowski, funcionario hoy octogenario, que en aquel día tenía la responsabilidad de dar una rueda de prensa representando a la Alemania Democrática. En un momento dado, un periodista británico -siempre los periodistas tienen que estar ahí dando en la diana- preguntó a Schabowski por las nuevas medidas de apertura de la Alemania comunista en relación al muro. No sabemos si por un desliz o de motu proprio, pero el funcionario alemán, ante una audiencia ojiplática, señaló que las fronteras se abrían en ese preciso instante. Literal.
Nunca sabremos si ese desliz existió o si realmente estaba entre los argumentos que los alemanes orientales tenían pensado dar a conocer en ese momento. El caso es que dicho y eso, los presentes sorprendidos se limitaron a dar conocer a todo el mundo las palabras del funcionario alemán.
Y el muro se vino abajo
A las pocas horas Berlín estaba lleno de gente que junto al muro esperaba la apertura de las fronteras. Realmente esa apertura no era inmediata ni permitida a todo el mundo, pero ese dato no se le confió a tiempo al bueno de Schabowski para la rueda de prensa de la mañana. Esta es la razón por la que la gente se echó a la calle exigiendo la apertura de las puertas. Cuando esto sucedió, el muro ya no tenía sentido. Como un símbolo de apertura, los berlineses de ambos lados se dedicaron a derribarlo. Las imágenes emotivas de reencuentros entre compatriotas se han quedado grabadas en la retina de todos.