Una posición insoportable

Madrid

La ministra de Sanidad, Ana Mato, dimitió ayer para evitar aparecer hoy en el banco azul mientras el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, reitera su firme voluntad de luchar contra la corrupción. Hubiera sido realmente muy duro verle pronunciar ese discurso con la señora Mato a su lado, justo un día después de que el juez Ruz haya anunciado que cree que la ministra no cometió delitos, pero sí que participó a título lucrativo de los presuntos actos delictivos cometidos por su exmarido, el entonces alcalde Pozuelo. Es decir que puede ser considerada responsable civil y obligada a devolver parte de ese dinero.

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La señora Mato nunca negó que hubiera viajado a diversos lugares con billetes regalados a su ex marido. Tampoco negó que variadas fiestas de cumpleaños y eventos familiares hubieran sido pagadas por una empresa con la que su “ex” presuntamente hacia negocios. ¿Por qué ha tardado tanto tiempo, años, en dimitir? ¿Qué lleva a un político tan experimentado como ella a equivocarse tanto? Probablemente no sea ella la única responsable de este lamentable espectáculo. Lo es también quien se empeñó en mantenerla en el cargo, contra la evidencia de que había quedado incapacitada para ejercerlo. Su amigo Mariano Rajoy le hizo un flaco favor entonces a Ana Mato. Hoy es simplemente él mismo quien se coloca en una posición francamente insoportable.