Homero y Schliemann
El peso de la duda sigue oprimiendo al polémico tesoro del mítico rey Príamo
Madrid
No es la primera vez que nos enfrentamos ante un pasaje de una fuente clásica cubierto de dudas y contradicciones. En la antigua Grecia, el utilizar versos o párrafos enteros de otros autores era un signo reconocido de cultura, estando aceptado por todos. Por ello, en muchos casos, tratándose de autores clásicos, es muy sencillo perder la línea divisoria que separa la autenticidad y la recopilación, el mito y la realidad. Esto es lo que ocurre con Homero, autor de la Ilíada y la Odisea.
SER Historia: Los reportajes de SER Historia (05/07/2015)
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Aunque es cierto que existen numerosas Vidas de Homero, todas ellas son apócrifas. La controvertida “cuestión homérica” ha traído de cabeza a los innumerables investigadores que en los dos últimos siglos se han acercado a estudiar la obra de este poeta o de estos poetas. Y es que, el primer problema al que nos enfrentamos con los dos relatos épicos es, precisamente, saber quién, cómo y cuándo se escribieron.
Leyendo a Homero
El texto de los poemas homéricos que hoy leemos en los libros nos ha llegado gracias a las copias realizadas por frailes medievales y renacentistas de manuscritos originales griegos mucho más antiguos y que en la actualidad han desaparecido. Es muy posible que estos poemas aparecieran de forma escrita en la Atenas de los años 550 o 500 a. de C. No obstante, los estudios sobre el estilo del lenguaje utilizado tanto en la Ilíada como en la Odisea parecen dar a entender que se trata en realidad de un escrito transmitido oralmente desde hacía al menos un par de siglos más, es decir, entre el 750 y el 650 a. de C.
Los hechos recogidos en la Ilíada, la guerra y el asedio de Troya hasta su destrucción, bien pueden estar basados en acontecimientos que permanecían en la mente de todos y que pasaron por transmisión oral de un poeta ambulante a otro, de manera muy parecida a los juglares medievales. La historicidad o no de estos hechos será tratada un poco más adelante.
Al problema planteado por la fecha habría que añadir el de la autoría de los versos. La tradición dice que fue Homero, nombre que no es más que el apelativo de un poeta ciego de la isla griega de Chíos. Pero cuando nos adentramos a estudiar la figura de este escritor, descubrimos los enigmas históricos más apasionantes.
Cualquiera que haya leído las dos obras atribuidas a Homero puede darse cuenta de que son diametralmente opuestas. No solamente me estoy refiriendo al contenido en uno más histórico (la Ilíada) y en otro más mitológico (la Odisea). El estilo literario es diferente. La forma de hacer las descripciones, los errores de apreciación que se observan en algunos pasajes o, yendo más lejos, el sentimiento puesto en el hilo conductor del relato da a entender que las dos piezas fueron escritas por personas distintas. En este sentido, existen dos tendencias muy claras. Por un lado están los investigadores que argumentan que algunas contradicciones del texto demuestran que los poemas son realmente recopilaciones, o añadidos, de poemas líricos breves e independientes (lays). Por otro lado están los llamados unitaristas, que entienden que las contradicciones son en realidad algo insignificante y que nadie puede negar la unidad global de los poemas homéricos, es decir, que pertenecen a la pluma de una sola persona.