SER HistoriaSER Historia
Historia | Ocio y cultura

Strappo y románico catalán

Esta semana en SER Historia analizamos esta técnica de traslado de pinturas y el románico catalán

IStock

Madrid

Strappo es el nombre de la técnica usada para arrancar pinturas, por ejemplo, de iglesias románicas. También es el título de la última novela de Martí Gironell (Ediciones B 2015). Le traemos a nuestro programa para hablar del románico catalán y de la fiebre por este arte en la década de 1930. Carmen Sanz Ayán, catedrática de Historia Moderna de la Universidad Complutense de Madrid y Premio Nacional de Historia 2014 nos habla de la figura de Octavio Centurión, banquero de Felipe II y Felipe III. Es el protagonista de su libro Un banquero en el Siglo de Oro (La Esfera 2015). Carlos Ayala nos habla de las órdenes militares en la Edad Media. Acaba de publicar con Marcial Pons el libro, Las órdenes militares hispánicas en la Edad Media, ss XII y XV.

SER Historia: Strappo (15/08/2015)

55:19

Compartir

El código iframe se ha copiado en el portapapeles

<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/cadenaser_serhistoria_20150815_060000_070000/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>

En el SER Historia de esta semana queremos hacer una parada en una técnica artística tan antigua casi como la propia pintura. Hablamos del Strappo, técnica usada desde la antigüedad para trasladar pinturas desde sus emplazamientos originales a otros lugares. Las primeras referencias de traslado las encontramos en Roma, cuando Vitruvio narra cómo cortando ladrillos y enrollando las pinturas en tela, se trasladaban las pinturas a la capital del Imperio.

Pero no es esta la única técnica existente para la extracción de pinturas. Además del Strappo, tenemos Lo Stacco y Lo Stacco a Masello. Los pasos para realizar las tres son muy parecidos. Las tres comienzan con la limpieza total de la pintura para evitar que queden restos de polvo en ella. Después se aplica una goma de color o polímero acrílico encima de la pintura.

La diferencia entre las tres consiste en cuánta parte de la pintura nos llevamos. Con el Strappo arrancamos la parte cromática simplemente, lo que es la pintura. Con Lo Stacco nos llevamos la capa de preparación de la pintura y con Lo Stacco a Masello arrancamos también el soporte de la pintura.

Para el Strappo basta simplemente con aplicar gasas de algodón mojadas en cola orgánica encima de la pintura que ya ha sido preparada anteriormente con el polímero acrílico. Se aplican varias capas hasta conseguir una capa uniforme. La principal dificultad consiste en no dejar ningún hueco entre la capa de tela y la pintura, pues si no esta parte no quedaría pegada y se separaría de la pintura original.

Una vez seca esta capa se produce a la extracción de una manera lenta y cuidadosa, llegando a usar espátulas en algunos momentos. Después se debe colocar la pintura en una superficie plana donde se le limpian los restos de cal y muro del anterior emplazamiento. Se procede entonces a pegar en la pintura una capa de lino empapada en cola donde se emplazara la nueva pintura. Una vez colocada, con agua caliente se separa la capa de telas que habían servido para separarla del emplazamiento original.

De este modo, se finaliza el proceso y la pintura queda lista para ser trasladada a un nuevo lugar. El uso de esta técnica se popularizó en los Siglos XVIII y XIX con dos fines; especulación y robos o con el fin de restaurar la pintura.

En España esta técnica se ha usado de manera masiva en el traslado de pinturas del románico catalán. Las pinturas murales catalanas se realizaban sobre la superficie de las iglesias siguiendo la propia superficie del edificio; ya fuese en las columnas, ábsides o paredes.

Se caracterizan por una amplia policromía, con colores muy vivos que lo inundan todo. Es obvio decir que la totalidad de estas pinturas trataban el tema religioso. Nos encontramos en pleno románico, en los S.XI y S.XII y la pintura se usaba en las iglesias a modo de enseñanza de la religión para una población analfabeta.

El pantocrátor, la imagen de la Virgen con el niño y los apóstoles suelen ser las imágenes más repetidas en estas pinturas. A diferencia de otros estilos del románico peninsular, que usaban las esculturas para decorar los muros y paredes de las iglesias con motivos religiosos, en Cataluña siempre se optó por las pinturas.

Entre las más conocidas de esta época se encuentra el pantocrátor de la iglesia de Sant Climent de Taüll, que representa a Cristo sentado sobre la bola del mundo, con las letras Alpha y Omega que representan el mensaje de que él es el principio y fin de todas las cosas, rodeado por los evangelistas y con los apóstoles a sus pies.

 
  • Cadena SER

  •  
Programación
Cadena SER

Hoy por Hoy

Àngels Barceló

Comparte

Compartir desde el minuto: 00:00