Gasolina al fuego

Madrid

Si teníamos alguna duda de que el PP asume el dificilísimo reto para España del proceso catalán como una batalla más en la guerra por las elecciones generales, hoy ya es difícil tenerla. No se pueden cometer tantos errores juntos, salvo que esos errores respondan a una estrategia.

Es imposible creer que el Partido Popular y el gobierno de Rajoy piensen que amenazando con sanciones a Artur Mas se consiguen apoyos en Cataluña para la causa de España el 27 de septiembre. Lo que ayer se anunció como la gran solución política son fuegos artificiales, pero tan irresponsables que en esta ocasión actúan como gasolina al fuego con graves daños colaterales.

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Porque para poder presentarse en las elecciones generales como los únicos garantes de la Unidad de España no dudan en manchar de nuevo al Tribunal Constitucional, con una reforma exprés que convierte al árbitro en policía de sus propias resoluciones, e ignora a la oposición y al Consejo de Estado para un cambio de este calado. En definitiva, vuelve a sustituir la acción política por el trabajo de los tribunales, aunque sea a costa de dañar al Constitucional con un tinte partidista.

Sí, y bajó el telón, deberíamos decir con tristeza, para descubrir que, cuando más falta hacen sobre el escenario líderes con proyectos de futuro que convenzan a los catalanes y a todos los españoles de que merece la pena seguir juntos, nos encontramos con actorcillos de segunda, maniobrando para sacar unos cuantos diputados más en el Parlament o en el Congreso.