¡Basta ya!
Esa foto del cadáver de Aylan, el niño de tres años ahogado con su familia en una playa turca... Aylan, con las botas con refuerzo trasero que recuerdan que no hace nada que aprendió a andar, esas botas que los padres reconocemos tan bien
Madrid
La guerra en Siria, esta guerra, comenzó hace cuatro años, con revueltas al calor de las primaveras árabes contra el implacable presidente Bachar al Assad. Occidente, Estados Unidos y los europeos apoyaron a esos rebeldes. Luego se hizo fuerte en una parte del país el Estado Islámico, el mortífero Daesh, y la guerra de todos contra todos y las dudas sobre quién era el enemigo principal ha ido dejando a la población civil en un fuego cruzado.
Pepa Bueno
Pepa Bueno
Este éxodo no es una sorpresa. Ya van más de trescientos mil muertos, y cuatro millones de refugiados han salido del país. Y las bombas, las armas químicas, la destrucción y el fuego no cesan allí dentro. Llevamos años contándolo y todo un verano de imágenes a cual más insoportable. Pero ayer, esa foto del cadáver de Aylan, el niño de tres años ahogado con su familia en una playa turca... Aylan, con las botas con refuerzo trasero que recuerdan que no hace nada que aprendió a andar, esas botas que los padres reconocemos tan bien... Esa foto se nos ha atravesado en la garganta en esta parte tan confortable del mundo.
Podemos fustigarnos por nuestra inconsciencia y frivolidad porque ha habido, hay cada día, miles de Aylan, pero este es el mundo en que vivimos y habrá que aprovechar la conmoción para decir otra vez que mientras yo les cuento esto, los países europeos que se resisten a acoger a los sirios están incumpliendo hasta seis tratados internacionales. Aprovechar la conmoción para exigir a Europa una cumbre ya y al más alto nivel para organizar esta emergencia, acoger refugiados y evitar más muertes.
Exigir a nuestros gobiernos, aquí al español, que no pisotee nuestra dignidad colectiva regateando la ayuda. Y apelar a cada uno de nosotros a indignarnos menos y hacer más. Cada uno según sus posibilidades, manifestándonos en la calle, donando a las organizaciones que actúan de verdad, cerrando a cal y canto nuestros oídos a los populistas que hacen bandera del odio y el miedo, y evitando que cuando la foto de Aylan desaparezca de la portada, volvamos a olvidarnos de las bombas, de quien las tira y de quien pone a continuación las chinchetas en el mapa.
