La nobleza de sangre: los hidalgos
A todos nos es familiar la palabra hidalgo pero ¿sabemos lo que esto significa? ¿Quiénes eran los Hidalgos? ¿Cuáles eran sus valores, sus obligaciones, sus privilegios?
La sociedad estamental
Desde la Edad Media hasta la Constitución de Cádiz de 1812, la sociedad era una sociedad estamental. Los tres estados que la formaban eran el estado noble, el clero y el estado llano o pecheros.
Por su nacimiento, cada individuo pertenecía al estado noble o el estado llano. Si recibía órdenes religiosas se integraba en el clero. El hecho de pertenecer a uno u otro estamento significaba tener obligaciones y derechos distintos, regirse por distintos fueros o leyes.
Después de 1812, liquidado el Antiguo Régimen, se produjo la confusión de estados iniciando la supresión de toda clase de diferencias en los derechos de los ciudadanos: “En los negocios comunes, civiles y criminales no habrá más que un solo fuero para toda clase de personas”. Lo que no se abolió fue la propia condición de noble, reconocida en el ordenamiento constitucional como prerrogativa de honor, sin ninguna otra consecuencia legal.
La hidalguía
Según la definición contenida en Las Partidas del rey Alfonso X el Sabio, “Hidalguía es nobleza que le viene a los hombres por linaje …” y “ por eso les llamamos hijosdalgo que quiere decir tanto como hijos de bien …” . Así, la hidalguía es la nobleza de sangre, la que se tiene por ser hijo, nieto, bisnieto, descendiente en fin de quienes fueron hidalgos desde tiempo inmemorial.
La denominación de hidalgo es la habitual en Castilla y Navarra. En el Reino de Aragón se utilizó con más frecuencia la denominación de infanzón. En Cataluña y Valencia existen otras formas de nombrar a los nobles como por ejemplo Generosos, Donceles, Hombres de paratge, Ciudadanos de inmemorial, etc.
Los valores de la hidalguía
Los valores de la hidalguía, los que guiaban el modo de vida y conducta de los hidalgos y que constituían una referencia para toda la sociedad eran semejantes a los del ideal caballeresco, tales como honor, honradez, valor, lealtad, generosidad, templanza y servicio, con vida y hacienda, a su nación y a su rey.
SER Historia: La hidalguía (27/09/2015)
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Obligaciones y privilegios de los hidalgos
Los hidalgos tenían como principales obligaciones, aparte de llevar una vida acorde con los valores citados, la de acudir a la guerra con armas y caballo, a su costa, al ser llamados por el Rey y la de asistir a los Reyes desempeñando los cargos de milicia, justicia o gobierno en sus localidades o concejos. Carlos IV decía refiriéndose a las necesidades militares, especialmente con ocasión de guerras, que “no relevo a los hijosdalgo de mis Reinos de la obligación de presentarse voluntariamente ... en lo cual me daré por bien servido, y lo espero de su honor y obligaciones.”
Tiempo atrás, los Reyes Católicos declaraban “…deben ser favorecidos los Hijosdalgo por lo Reyes, pues con ellos hacen sus conquistas, y de ellos se sirven en tiempo de paz y de guerra, y por esta consideración les fueron dados privilegios …..”
Entre los privilegios concedidos a los hidalgos estaban la exención de determinadas contribuciones y servicios, no poder embargarles la casa, las armas o el caballo, tener cárcel propia, no podían ser sometidos a tormento, no ser condenados a la horca ni a otra muerte considerada infamante, el derecho a portar armas, etc. En cuanto al Ejército, especialmente con los Borbones, se dictaron normas que favorecían o exigían ser hidalgo para acceder a plazas de cadete e ingresar en los colegios y academias militares.
Lugares de residencia de los hidalgos
Además de los padrones de vecinos de los concejos, distinguiendo quien era hidalgo y quien pechero, se dispone de censos generales de población. El primero de la edad moderna es el de Castilla, de 1591 y los últimos, para toda España de la segunda mitad del siglo XVIII. En el ordenado por el Conde de Floridablanca en 1787, la población española era de 10.409.879 personas, de las cuales 480.589 eran hidalgos, lo que supone un porcentaje del 4,61%. Coinciden todos los censos en que los hidalgos residían sobre todo en Asturias, Cantabria, León, Burgos, Vizcaya, Guipúzcoa y valles del norte de Navarra. En algunas de estas zonas el porcentaje de hidalgos superaba el 60% de la población. A medida que nos desplazamos hacia el sur estos porcentajes decrecen mucho llegando en 1787 a menos del 2% e incluso del 1% en Extremadura y Andalucía. En Aragón el porcentaje era del 1,5%, en Navarra del 11,1%, en el reino de Valencia del 0,14% y en el Principado de Cataluña del 0,16%.
Oficios de los hidalgos
La situación económica y el desempeño de oficios por los hidalgos era muy diversa. No existe relación directa entre la posesión de la hidalguía y la riqueza. En el norte, en donde el porcentaje de hidalgos era tan alto, los encontramos desempeñando toda clase de oficios (carpintero, molinero, labrador, pastor, etc.) sin menoscabo de su hidalguía. En algunos padrones junto a la calidad de hidalgo podemos leer “pobre de solemnidad”.
Pleitos de Hidalguía
Cuando un hidalgo necesitaba probar su condición de tal debía presentar su demanda ante los tribunales que en cada reino tenían competencia sobre cuestiones de hidalguía. En Castilla la Sala de los Hijosdalgo de la Reales Chancillerías de Valladolid y Granada, en Navarra el Consejo Real y la Real Corte, en Aragón el Justicia y la Real Audiencia, etc. Si la sentencia le era favorable obtenía la Real Ejecutoria de Hidalguía, con lo que ya nadie, en ningún lugar, podía poner en cuestión su hidalguía.
Manuel Pardo de Vera es vicepresidente de la Real Asociación de Hidalgos de España