Portugal y la formación de Brasil
Brasil no se llamaba Brasil cuando, en abril de 1500 el navegante luso Pedro Álvares Cabral descubrió “casualmente” unas tierras tropicales, paradisíacas, habitadas por hombres y mujeres que andaban desnudos. Aquellos territorios pasaron a llamarse, primero, Isla de Vera Cruz y, luego, Tierra de Santa Cruz.
Madrid
Aquél viaje marcaría una nueva era no sólo para los indígenas del Nuevo Continente como para la historia de Portugal e, incluso de España. El tratado de Tordesillas enmarcaba parte del futuro territorio brasileño en el ámbito del dominio lusitano. Pero entre 1580 y 1640 tres reyes españoles de la casa de Áustria – Felipe I, II y III – reinaron sobre Portugal y, por ende, sobre Brasil y otras colonias del país vecino.
En este período se potenciaron algunas de las expediciones que desbravarían el incógnito territorio brasileño. Las que eran patrocinadas por la Corona eran llamadas “entradas” y las de iniciativa privada, “bandeiras”. Las primeras buscaban expandir los territorios para otorgárselos ala Coronaportuguesa y luego a la española. Las segundas eran compuestas por “bandeirantes”, hombres rudos que buscaban minerales preciosos e indígenas para apresar y convertirlos en esclavos.
SER Historia: Especial día de la Hispanidad (13/10/2015)
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Los bandeirantes fueron dando forma – tanto geográfica como cultural – al actual Brasil. Eran portugueses, castellanos, catalanes, vascos o napolitanos, por ejemplo, que se aventuraban para lograr dinero y poder. También había muchos mestizos – de europeos e indígenas - que acabaron siendo la mayoría de los bandeirantes. Abrieron minas, destruyeron las misiones jesuíticas (tema de la famosa película con Robert de Niro “La Misión”), capturaron indígenas para el cultivo de caña-de-azúcar o destruyeron reductos de cimarrones (esclavos forajidos de sus dueños) como la famosa villa o “Quilombo de Palmares”.
Algunos creen que los auténticos bandeirantes surgieron en la villa de São Paulo de Piratininga (actual São Paulo, con más de 20 millones de habitantes) fundada por un jesuita español, el padre José de Anchieta.
Desgraciadamente, en España, esta historia común con Portugal y Brasil no se conoce… desde siempre las personas se han movido por el mundo, un mundo que ha intentado, en vano, crear fronteras como compartimentos estancos. La historia de los hombres va más allá de unas líneas que delimitan territorios sobre mapas, la historia de los hombres es un intercambio continuo entre personas, tanto genética como culturalmente. Y lo seguirá siendo, pese a las protestas de algunos que no quieren aceptarlo.
Pablo Villarrubia es periodista y escritor brasileño. Es doctor en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid y licenciado por la Facultad Cásper Líbero.