Una negociación clásica

Madrid

Las negociaciones para formar gobiernos de coalición o de acuerdo de legislatura son siempre agónicas, porque no es posible anunciar avances parciales: todo depende del acuerdo final, completo y por eso las informaciones durante el recorrido negociador suelen ser tan confusas.

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A la vista de lo sucedido en la jornada de ayer, la estrategia del PSOE no ha cambiado sustancialmente: Pedro Sánchez sigue buscando que Podemos acepte a Ciudadanos en el acuerdo final y que Rivera haga lo mismo con respecto a Iglesias. Es decir, un acuerdo a tres bandas basado en un paquete de reformas sociales, fiscales, laborales y de regeneración democrática, que suponga también el anuncio del debate sobre la reforma constitucional, pero no incluya ningún referéndum previo.

Por lo que se va sabiendo, que es poco, parece que se trata de una negociación clásica y que el argumento del PSOE es razonablemente sencillo: No puede aceptar un acuerdo solo con Podemos porque eso supondría depender de la abstención de los independentistas y no puede aceptar un acuerdo solo con Ciudadanos porque eso supondría depender de la abstención del Partido Popular. Es decir, que la única solución pasa por el acuerdo a tres patas, que no significa necesariamente un gobierno tripartito.

Ya se sabe que Podemos sí exige entrar en un hipotético gobierno de coalición, pero no está claro si Ciudadanos exigiría también alguna cartera ministerial. Mejor dicho, no está todavía claro que Iglesias o Rivera estén dispuestos a adaptarse a las necesidades del PSOE. La mejor —por no decir la única— baza de Pedro Sánchez es avanzar todo lo que se pueda en los acuerdos parciales e ir añadiendo peso en la balanza. Y después, ya se verá.