Un país en funciones

Madrid

Se han cumplido ya tres meses sin Gobierno. Telemadrid emitió ayer ‘Hijos de los Hombres’, una película en la que la Humanidad lleva 28 años sin ver un bebé; no hay ninguna mujer fértil. Todo empieza a tener como un aire exótico. La alcaldesa de Barcelona le dice al Ejército "contigo no, bicho". De alguna forma yo creo que todos nos hemos empapado de esa sensación transitoria. Estamos todos en funciones. Fuimos en nuestra mejor época un país en B, ahora además también somos un país en funciones.

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Para este Gobierno estar en funciones es como una especie de nirvana. O mejor, un purgatorio. El estado ideal del PP de Rajoy es gobernar la cabina del avión de ‘Aterriza como puedas’. Concretamente en el momento en que ponen en piloto automático e inflan un muñeco. Es decir, un muñeco de frenopático dirigiendo el avión y, sobre todo, no dar explicaciones al pasaje.

Por eso que el Gobierno diga que no puede ni debe someterse a sesiones de control es una extraordinaria declaración de humildad. El reconocimiento de que están gobernando de prestado y de que no han sido elegidos. Por tanto, piden que les dejen en paz, como es natural. La intervención que hace ayer el secretario de Estado José Luis Ayllón es: a nosotros no nos miren que no nos ha elegido este Parlamento. Es la primera vez que la humildad se presenta como objeto de lujo: como no somos nadie, no damos cuenta de nada. Pero como seguimos en el Gobierno, vamos a conceder una prórroga de 60 años a una fábrica de papel en la Ría de Pontevedra. Más de medio siglo.

Ahí está la sensación de temporalidad. Y del apocalipsis, y de la Humanidad sin hijos. Para estar en funciones, y no responder ante nadie, el Gobierno ha tomado una medida para la posteridad: ni el presidente ni los ministros estarán vivos cuando se extinga su última orden.