Reglas inteligentes de negociación
Lo importante ahora es que se vayan cerrando cuanto antes los acuerdos más fáciles de alcanzar y se vaya dejando para después los que parecen insuperables

Madrid
La reunión celebrada ayer entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias resultó, a la vista de sus declaraciones posteriores, digamos un poco escasa en el sentido de que faltaron guiños personales y un lenguaje de cercanía, más cálido. Puede parecer superfluo, pero es una de las primeras y mejores indicaciones de que los dos interlocutores en una negociación complicada intuyen el posible acuerdo e intentan antes que nada ir preparando a los ciudadanos y demostrando que existe una cierta complicidad.


Más información
- Pedro Sánchez: "Con todas las cautelas, hoy estamos más cerca del gobierno del cambio que de repetir las elecciones"
- Podemos y Ciudadanos marcan distancias ante el optimismo del PSOE
- Pablo Iglesias renuncia a estar en un gobierno con el PSOE si facilita así el acuerdo para una coalición progresista
- Las cesiones anotadas por Pablo Iglesias
- Ciudadanos no apoyará "por activa ni por pasiva" un Gobierno con Podemos
En contrapartida, es verdad que existió un cierto cambio de actitud negociadora y, lo más importante de todo, que se dejó abierta la posibilidad de que Ciudadanos se añada a la mesa de negociación. Ese es un elemento básico de cualquier posible acuerdo de Gobierno, tal y como están las cosas en este momento, y fue el anuncio con mayor contenido de ayer.
Lo importante ahora es que se encierren cuanto antes las comisiones negociadoras y que, como en todas las conversaciones de este tipo, se vayan cerrando los acuerdos parciales más fáciles de alcanzar y se vaya dejando para después los que parecen insuperables. Por supuesto, nada está cerrado de verdad hasta que todo está cerrado, pero aun así es una técnica muy buena para avanzar.
Pablo Iglesias dijo que él mismo se implicaría en la negociación, pero habrá que ver si eso significa que se sienta directamente en la mesa desde el primer momento, algo que no suele ser muy frecuente. Los primeros espadas de los grupos políticos suelen quedarse al principio entre bastidores, precisamente para evitar que caigan demasiado pronto en posiciones sin marcha atrás y para permitirles siempre tener una última palabra. Suele ser una norma inteligente.

Soledad Gallego-Díaz
Es periodista, exdirectora del periódico 'EL PAÍS'. Actualmente firma columnas en este diario y publica...




