Gatillazo

Madrid

En todas partes, en todos los partidos, se ha dejado de hablar de negociación, pacto y acuerdo de gobierno para hacerlo de elecciones generales. Las segundas en seis meses. Es probable que esté en Francia con la Eurocopa; las tragedias españolas son diferentes desde el otro lado de los Pirineos. Pero no estoy contento, no. Porque voy a tener que volver, y probablemente el escenario sea parecido.

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Cada país merece sus gobiernos. Y si éste ha votado de tal forma que era posible un gobierno alternativo a la derecha, un gobierno sin el partido que ha llenado las páginas de corrupción, y ese gobierno no se ha sabido formar, no esperemos otra cosa.

Como experto en gatillazos he de decir que se producen por un exceso de expectativa y una ausencia del principio de realidad. En la política, como en el sexo, como en el arte, la belleza está en la víspera, cuando las cosas aun no ocurrieron, cuando las cosas se imaginaron y por tanto se idealizaron.

Pedro Sánchez fue presidente y actuó así en dos sesiones plenarias, Pablo Iglesias le dijo al Rey que él sería vicepresidente, desde Podemos Aragón se hizo un gobierno con carteras y ministros... Por utilizar una expresión muy necesaria hoy; se empezó la Liga por la Cibeles.

Psicológicamente es muy difícil que PSOE, Podemos y Ciudadanos puedan volver a pactar porque cuando te metes en intimidades, cuando la exploración ha sido tan exhaustiva y ha terminado sin química, es difícil remontar. El último contacto ha sido frustrante con el PSOE respondiendo a Podemos sobre una negociación imaginaria.

Dos hombres que se quieren gustar. Uno se está quitando las botas para meterse en cama, se gira y observa que se suma un tercero; se levanta alarmado y dice que no, dando un portazo. Y el otro, al día siguiente, le escribe una carta muy sentida para describirle el polvo que no echaron.