Rajoy y Puigdemont en tiempo de descuento
Dos años han estado Rajoy y Artur Mas hablándose desde las ruedas de prensa y a través de los tribunales, así que cómo no celebrar que ayer Rajoy y Puigdemont hablaran cara a cara aunque no se entendieran
Madrid
El presidente del gobierno y el president de la Generalitat de Cataluña, juntos en Moncloa. Apretón de manos y foto. Lástima que una imagen que debería ser de absoluta normalidad se haya convertido en noticia extraordinaria por la iniciativa de ruptura de unos y la inacción del otro.
Pepa Bueno
Pepa Bueno
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Dos años han estado Rajoy y Artur Mas hablándose desde las ruedas de prensa y a través de los tribunales, así que cómo no celebrar que ayer Rajoy y Puigdemont hablaran cara a cara aunque no se entendieran. No hubo ningún resultado en el asunto medular, el modelo territorial de España y cómo encauzar las aspiraciones independentistas de una parte de la sociedad catalana dentro de la ley y no fuera, como pretende Junts pel Sí.
Sí quedaron en mantener el hilo de la comunicación, una vez restablecido, para que sus vicepresidentes despachen asuntos que afectan al día a día de los catalanes y que dependen de la administración central del Estado.
Puigdemont y su gobierno están en un callejón sin salida. Y Rajoy aislado y en precampaña. Así que cualquier compromiso será revisado en las urnas, probablemente en dos meses, el 26 de junio.
Causa fatiga verle tanto el cartón a todo. Qué pena no haber descubierto hace cuatro años que para bajar el suflé había que hacer algo, como mínimo levantarse de la silla y darle al botón del horno. Si hay elecciones y vuelve a ganar, ojalá que Rajoy no lo olvide esta vez.
