La atmósfera de Blair y Aznar

Madrid

Me ha parecido una afirmación muy interesante esta de Tony Blair. Pide disculpas pero alega a la "atmósfera" que había en la escena mundial después del 11-S. Una atmosfera que le llevó a creerse las pruebas de las inexistentes armas de destrucción masiva y apoyar la invasión de Irak. Es decir, como Blair no es capaz de tomar decisiones solo, de tomarlas con independencia de la atmósfera, se pone en sus manos: en amnos de una atmósfera elegida a la carta. Para ir a la guerra, ni más ni menos.

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 Yo estoy en contra de que al pueblo haya que consultarle todo desde el poder y se produzcan votaciones en hechos especialmente sensibles. Porque entonces se estaría eligiendo a un presidente para que te pregunta. Y se vota para que el presidente responda, entre otros por ti. Una política que no se fió de la atmósfera cuando tuvo una ocasión extraordinaria para hacerlo fue Angela Merkel. No sé si lo recuerdas. Había una niña inmigrante en un programa de televisión que se le echó a llorar porque debía abandonar el país. Podemos discutir la ley, pero entre la ley y el show Merkel eligió la ley, y no le dijo a la niña lo que la audiencia esperaba, sino lo que tenía que decirle. Si no recuerdo mal con el tiempo se supo que la niña se había quedado por tener un expediente extraordinario, o sea por ajustarse a la ley.

En el caso de Blair o Aznar no puede decirse que tomaron la decisión de apoyar la invasión de Irak con el pueblo a favor. El combo fue aún más extraordinario. Ni hicieron caso al pueblo, lo cual es muy legítimo si disponen de mejor información, ni hicieron caso a la ley, lo que les debería haber sentado en el banquillo. Y a la hora de pedir disculpas ha sido el presidente español el único que no lo ha hecho. También fue, según este informe, el presidente español el que más ganas tenía de salir con todo adelante aun sin resolución de la ONU. La atmósfera de Blair era post 11-S, según ha declarado, como si aquello lo fuese a justificar todo. La atmósfera de Aznar era una mano colocada en el hombro que le iba a llevar al podium de grandes hombres en sus momentos estelares de la humanidad; en el caso de Aznar, el de comparsa.