El mundo está mucho peor sin ellos

Madrid

Dice el presidente en funciones, Mariano Rajoy, que no puede comentar el informe Chilcot sobre la manera en la que algunos países, incluido España, respaldaron la invasión de Irak, porque no se lo ha leído aun. Dado que son doce tomos, es de esperar que el señor Rajoy no nos obligue a esperar a que se los lea, en sus cortas vacaciones de verano, antes de decir algo al respecto, y que tenga alguien a mano capaz de hacerle un buen resumen. Seguramente, el embajador de España en Londres, Federico Trillo, estará encantado de pasarle unas observaciones.

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De todas formas, Mariano Rajoy no necesita mucha información extra, porque resulta que él mismo era vicepresidente primero y ministro de la Presidencia cuando el gobierno de José María Aznar tomó la decisión de integrar a España en la coalición militar que atacó a Irak sin autorización de Naciones Unidas y, según ese informe que no ha leído, sin haber agotado, ni mucho menos, otras opciones menos violentas. Rajoy ha hecho siempre como si nada de aquello hubiera tenido nada que ver con él y casi consigue que nos despistemos. Su problema son los calendarios: la coalición se formó en abril de 2003 cuando él era vicepresidente primero y las tropas españolas llegaron a Irak a finales de julio de ese año cuando él seguía siendo vicepresidente primero.

Es posible que cuando el señor Rajoy se lea el resumen que le envíe Federico Trillo (que era el ministro de Defensa en aquella época) decida que comparte la opinión del británico Tony Blair: “sigo pensando que el mundo está mejor sin Sadam Hussein”. Seguramente Sadam Hussein no fue una gran pérdida para los iraquíes. Pero junto con Sadam murieron más de doscientos mil iraquíes, el 60% de ellos, civiles. Y el mundo está mucho peor sin ellos.