Los veranos de la EGB

Madrid

Esos largos veranos marcaban, realmente, un cambio en nuestras vidas. Los adolescentes los vivíamos intensamente en la calle con la sensación de libertad que te daba dejar las puertas y ventanas de las casas siempre abiertas para hablar con los vecinos del barrio tanto si te quedabas en la ciudad como si te marchabas al pueblo.

Eran veranos arriesgados, llenos de sorpresas donde te reencontrabas con los amigos y explorabas cada rincón de tu calle. El caso era no entrar en todo el día en casa. El “ilustre ignorante”, Javier Coronas, recuerda que esos veranos de la infancia y adolescencia los pasaba entre Cuenca y valencia lugares a los que llegaba la familia a bordo de un Seat 127. “Estabas todo el día en la calle. Te nías una gran libertad, podías volver a las doce de la noche o la una de la madrugada, algo impensable el resto del año”.

En esos largos veranos había incluso tiempo para recordar lo que habías aprendido a lo largo del año porque fue entonces, en los 80, cuando aparecieron los “cuadernos de vacaciones Santillana”. Todo un clásico. Esas tardes de calor, mientras los mayores hacían la siesta, nos tocaba hacer dos o tres hojas de esos cuadernos de verano…