La investigación criminal
Madrid
Toda ficción –y toda realidad– llega a su fin. Ya puedes escuchar nuestra serie especial ‘El crimen real contra la ficción’ íntegra: ‘La realidad y la invención’, ‘Los dos psicópatas’, ‘El perfilador’ y el cuarto y último capítulo: ‘La investigación criminal’.
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El encargado de guiarnos por este didáctico monográfico ha sido Vicente Garrido, profesor de criminología de la Universidad de Valencia y escritor, experto en psicología de investigación criminal y perfilación.
Además, forma parte del comité editorial de varias revistas punteras en el campo de la psicología criminal y es autor junto con Nieves Abarca de la saga literaria protagonizada de Valentina Negro, que va por su cuarta entrega: Los muertos viajan deprisa.
Edmond Locard (1877-1966) es el padre de la criminología tal y como hoy la entendemos. Curiosamente, era un fan apasionado de Sherlock Holmes, cuyos métodos le inspiraron en su vocación.
Locard creó el axioma fundamental de la ciencia forense: el principio de la transferencia, inspirado por las reflexiones de su personaje favorito a lo largo de las novelas que protagonizó, a su vez movido por la imaginación de Arthur Conan Doyle.
El principio de la transferencia dice así: ningún crimen puede llevarse a cabo con la dedicación que exige sin que el autor deje una prueba en la escena del crimen y sin que éste, a su vez, se lleve algo consigo.
Este es el eje sobre el que se sostiene la investigación criminal, que no suele ser tan emocionante como en las novelas de Holmes o en las películas de Hollywood.
La realidad de la investigación es anodina, metódica y en ocasiones, infructuosa. En la ficción suele adornarse con recursos dramáticos para hacerla más atractiva y accesible para el público, nutriéndola con giros rocambolescos.
La investigación criminal requiere tenacidad, agudeza para hacer hipótesis creativas y una gran capacidad de observación. Nada cinematográfico en un principio. Por ello, en la ficción los investigadores criminales suelen ser retratados casi como superhéroes.
El más importante científico forense, Edmond Locard, se inspiró en el mayor novelista detectivesco: Arthur Conan Doyle. Al final, la ciencia y la ficción se retroalimentan, aunque cada una deba llevar su camino por separado.