¿Y quiénes son los responsables?

Madrid

En qué poca cosa se quedan las cuitas de nuestros chicos, los Rajoy, los Fernández, los Rivera o los Iglesias cuando echamos la vista hacia el otro lado del Atlántico y nos topamos con lo que puede pasar en Estados Unidos. Asusta Trump, ese personaje increíble pero cierto, cargado con sus propuestas zafias, su absoluta falta de rigor intelectual, su descomunal facilidad para el embuste, su machismo insultante, etcétera, etcétera.

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Pero asusta aún más, hasta llegar al terror, que haya millones de ciudadanos norteamericanos dispuestos a votarle. ¿De verdad creen que semejante portento tiene alguna solución para mejorar sus vidas? ¿Creen que sus enloquecidas recetas harán más felices a sus familias, más grande a su país, más equilibrado al mundo entero?

Se trata, seguramente, del mismo tipo de votante que apuesta por Marie Le Pen en Francia o por los fascistas holandeses, británicos, húngaros o nórdicos, quizá en Estados Unidos menos ideologizados pero igual de idiotizados.

Les deja este vetusto Ojo, que tanto ha visto, un ingenuo apunte para la charleta del desayuno. A saber: ¿qué parte de responsabilidad tiene en este desastre de la inteligencia una crisis de caballo creada y engordada por los sinvergüenzas especuladores financieros, con los políticos que les consienten y aplauden, y que ha dejado prácticamente arrasada a la clase media de medio mundo?

Para que no se aburran con los churritos.