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Historia | Ocio y cultura

La vida en un monasterio medieval

Tendemos a idealizar la vida en los centros religiosos. Creemos que es una vida regalada y fácil. Sin embargo, la Historia nos dice que esto no fue así. Eran centros de saber, núcleos económicos de comarcas y, como no podía ser de otra forma, lugares en donde el poder también hacía caer a sus habitantes en los pecados más abyectos.

Frailes en el monasterio de Poblet en Tarragona

Madrid

Pocos lugares hay más evocadores que las ruinas de un viejo monasterio medieval. Rodeados por una naturaleza exuberante, las gigantescas piedras de sus muros nos recuerdan lo que un día fueron: lugares llenos de vida.

SER Historia: La vida en un monasterio (01/01/2017)

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La importancia de estas comunidades fue creciendo desde el principio al final de la Edad Media, teniendo su culmen durante los siglos XII-XIII. Los monasterios no sólo se constituyeron como lugares destinados al rezo de aquellos hombres y mujeres que lo dejaban todo para encontrarlo todo; eran también lugares de poder social, ya que eran dirigidos por miembros de las familias más poderosas del reino, así como económico debido a la gran cantidad de tierras que desde cada comunidad monástica se ponían en explotación. Finalmente, los monasterios también se constituían como los mayores centros de cultura de la Europa cristiana, ya que desde su scriptorium se generaban gran cantidad de documentos acerca del día a día, además de la copia de libros religiosos y de autores clásicos. Sin esta ingente labor de copia, posiblemente estas obras se habrían perdido y no habrían llegado hasta nosotros.

Centro de cultura y economía

De este modo, los monasterios fueron una pieza esencial en la sociedad cristiana europea tanto por su importancia religiosa como cultural, económica y social. Estas comunidades llegaron a ser totalmente autosuficientes gracias al trabajo de los monjes que intercalaban con misas, rezos y horas de lectura, ya que ante todo eran lugares donde los oratores debían velar por la salvación de sus almas pero también la de los otros grupos que formaban la sociedad feudal, es decir, los laboratores (campesinos) y los bellatores (guerreros).

Sin embargo, ¿cómo era la vida diaria dentro de estos grandes cenobios? ¿Qué sentían los que allí habitaban? Intentaremos dar luz a estas preguntas en el programa de hoy.

 
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