De ‘trumpazo’ en ‘trumpazo’

Madrid

No hubo sorpresa. La primera rueda de prensa de Donald Trump como presidente electo permite decir que esta mañana amanece un mundo más inseguro e inquietante. Faltón, infantil, con respuestas vagas y eslóganes simples para realidades complejas, amenazante con la prensa, con la industria, con sus propios servicios de inteligencia, actuando como en un reality televisivo... Incapaz de enumerar siquiera los grandes retos sobre los que existe consenso mundial: ni el cambio climático, ni la desigualdad, ni la destrucción de millones de empleos por la imparable automatización de la vida... nada de lo que está en la agenda real sobre el futuro del planeta estaba en su discurso.

Trump desmiente cada minuto que pasa a quienes confiaban en que la proximidad del poder de la primera potencial mundial iba a transformarlo por arte de magia. No hay magia. Magia habrá que hacer para sortear los planes de un presidente que anuncia bravucón que hará el muro con México y que lo pagarán los mexicanos, que anuncia un ultranacionalismo comercial imposible de culminar en la era de las compras digitales pero que puede hundir economías en el corto plazo, que insulta a un periodista cuando pretende hacerle una pregunta, que seguirá siendo propietario de un emporio empresarial y acude a la rueda de prensa con las carpetas que, a su juicio, demuestran que traspasa la gestión a sus hijos, mientras se lleva a la otra mitad de su familia a decidir el futuro de Estados Unidos.

Ahora solo queda esperar al día 20 de enero, al 20, al 21, al 22, al 23... y al tuit nuestro de cada día. Esta madrugada llegaba su último mensaje al mundo, tan enjundioso como los de ayer. Decía literalmente: "Hemos tenido una buena rueda de prensa en la Trump Tower. Había un par de organizaciones dedicadas a las noticias falsas, pero la gente realmente sabe lo que está pasando". Y tanto que lo sabemos señor Trump, y tanto.