Siempre es mejor hablar que callar

Madrid

Es desesperante ver cómo hay problemas a los que nadie parece encontrar solución. Damos categoría de normalidad, desgraciadamente, a algunos acontecimientos que mejor sería que aceptáramos su excepcionalidad, porque eso, al menos, haría sonar la alarma que nos forzaría a actuar.

La ausencia de Cataluña y País Vasco de la reunión de presidentes autonómicos para discutir en torno al sistema de financiación demuestra, de manera muy gráfica, que hay un problema de enorme calado y que debería ser uno de los asuntos más importantes a abordar por todos los partidos.

Claro que es cuestión sabida, pero se traga con ella. Y no deberíamos, porque el tiempo solo puede pudrir el conflicto y abrir, aún más, la brecha que separa a unos de otros.

Por supuesto que el País Vasco tiene su propio sistema de financiación –asumido de pleno por el resto de las comunidades, por cierto- pero no explica del todo la ausencia del lendakari, que siempre es bueno hablar y escuchar a tus pares.

El caso catalán es aún peor, porque no existe motivo alguno para evitar ese encuentro, un buen foro para cualquier político que se precie donde exponer sus tesis. No parece, tampoco, que el Gobierno central haya hecho demasiados esfuerzos –más bien ninguno- para ayudar a esa presencia.

Lejos de este Ojo negar legitimidades a vascos y catalanes. Pero siempre es mejor hablar que callar.