¿Blesa y Rato son de fiar?

Madrid

Miguel Blesa y Rodrigo Rato, condenados a seis y cuatro años y medio de prisión respectivamente por las tarjetas black, esperarán en sus casas la sentencia firme sin ningún tipo de restricción ni medida cautelar. La Audiencia Nacional justifica la decisión en el comportamiento “intachable y cabal” de los condenados durante el juicio. Y sobre Blesa hace una descripción tan primorosa para documentar su “inequívoco arraigo” que sólo falta afirmar que da de comer a las palomas en el parque.

El problema es que tan impecable comportamiento es el mismo que mostraban en público mientras robaban en privado. El problema es que ambos tienen otros procedimientos abiertos con elevadas peticiones de pena. El problema es que la benevolencia no debería basarse en el educado comportamiento en el banquillo, faltaría más, sino en el indecente comportamiento que los llevó al banquillo. Y el problema, para qué vamos a negarlo, es que con casi 1400 políticos procesados por corrupción y sólo 87 presos, andamos con la mosca detrás de la oreja. Por eso entre “el todo” que reclamaba el fiscal en medidas cautelares y “la nada” decretada por el tribunal, parece raro no haber encontrado un punto medio.