O varias velocidades o parálisis

Llevamos una temporada en la que los medios de comunicación hablan mucho de Europa. Y está bien que así sea, porque todos nos jugamos mucho en la Unión, no sólo cuestiones del comer sino del vivir. Así que hay que estar atentos. Ayer, por ejemplo, se reunieron en Versalles los jefes de Gobierno de Francia, Alemania, Italia y España y dijeron que de los cinco escenarios que dibujó la Comisión Europea para el futuro, hay uno que les gusta más.

La opción preferida es la llamada Europa de distintas velocidades, un proyecto que se manosea desde hace años. De hecho, ahora mismo si nueve de los 28 países de la Unión (27 cuando se marche por fin el Reino Unido) quieren ponerse de acuerdo en una llamada “cooperación reforzada”, pueden hacerlo sin esperar al resto de los miembros de la Unión. Diez países debaten hoy, por ejemplo, poner en marcha un impuesto, diminuto, eso sí, sobre Transacciones Financieras, algo de lo que los otros miembros no quieren oír hablar.

En fin, la idea examinada en Versalles parece ser impulsar ese modelo de varias velocidades en más escenarios. Por ejemplo, en el de la Defensa; claro que montar una cooperación reforzada en ese campo requerirá saber antes quien gana en las elecciones francesas porque los cuatro candidatos piensan cosas distintas respecto a Europa. Incluso los dos de centro derecha no coinciden: Macron defiende apasionadamente las varias velocidades, mientras que Fillon mira con escepticismo cualquier reforzamiento de la cooperación militar.

A España y a Italia seguramente les interesa, con cuidado, el proyecto de las distintas velocidades, pero es difícil que sus gobiernos puedan defender, un Estado Mayor Conjunto europeo, si no existe también una cierta cooperación reforzada en el ámbito social. En cualquier caso, o se explora el camino de las distintas velocidades o es difícil que la Unión Europea salga de su terrible parálisis.