Pluralismo político
La inestabilidad, el signo politico de nuestro tiempo vuelve a estallar en Brasil, el gigante latinoamericano. El país se echa a la calle para pedir la dimisión del presidente Michel Temer
Pepa Bueno: 'Pluralismo político'
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La inestabilidad, el signo politico de nuestro tiempo vuelve a estallar en Brasil, el gigante latinoamericano. Esta noche el país se ha echado a la calle para pedir la dimisión del presidente Michel Temer. El diario O Globo publicaba de madrugada la grabación en la que el presidente le dice a un empresario que siga pagando a un corrupto encarcelado para que mantenga la boca cerrada: "Tú manten eso", dice el presidente de Brasil. Y el empresario responde: "Sí, mes a mes".
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El corrupto encarcelado es el expresidente del Congreso, Eduardo Cunha, el mismo que dirigió el juicio político contra la expresidenta Rousseff antes de ser condenado él mismo a 15 años de cárcel.
Temer ha dado una respuesta de manual de los acosados por la corrupción: ahora que el país se recupera económicamente, dice, no me hagan esto. Pero no parece que el incremento del PIB contenga la situación. Ya le ha dimitido un ministro y diputados de su propio partido se han sumado a la petición de impeachment que promueve la oposición.
En Estados Unidos, Donald Trump no se atreve a poner la mano en el fuego por nadie de su equipo en relación a Rusia: "Solo puedo hablar por mi mismo", dice el hombre que dirige un país de 300 millones de habitantes y pretende liderar el mundo.
Y ojo a la tendencia politica que en aras del pragmatismo ahoga el pluralismo y abunda en la idea de la única política posible. El programa electoral que presenta la británica Theresa May abarca desde el populismo xenofobo del UKIP -propone penalizar a los empresarios que contraten trabajadores extracomuntiarios- hasta el decidido intervencionismo del Estado de los laboristas. Y en paralelo, y salvando las distancias, al gobierno francés, que deja la economía en manos de ministros conservadores y las libertades públicas en manos del centro izquierda. Sí, es el fin de las ideologías por la vía de los hechos, pero la economía cae siempre del mismo lado ideológico, que eso no se acaba.
Y en aras la unidad y el pragmatismo, finalmente los 28 van a dejar en manos de cada estado miembro si aceptan o no migrantes. Ceden a las pretensiones del ultra húngaro, Viktor Orban, que se ampara en esas posibilidades para incumplir sus compromisos con los refugiados. Orban, tan peligrosamente ultra que el Europarlamento le ha abierto un procedimiento por incumplir los valores de la Unión. Le han abierto un procedimiento a pesar del voto en contra entre otros, de los eurodipuados del PP español.