Tarjeta roja
¿Alguien está seguro de que todos los seguidores del Barça están de acuerdo con esta patochada? Desde luego aquí tienen uno que no
La opinión de Carles Francino.
Madrid
Hace justo una semana se emitió un capítulo de ‘Ochéntame’ en Televisión Española, dedicado a los 25 años de los juegos de Barcelona, que resultó emocionante, conmovedor. Lo comentamos aquí en La Ventana, hablamos del espíritu del 92, de cómo instituciones, partidos y sociedad civil pueden conseguir grandes objetivos si se trabaja en común; y sobre todo si se hace con respeto, por encima de todo con respeto.
La opinión de Francino (01/06/2017) - Tarjeta roja
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Bueno, pues hoy traemos un ejemplo de todo lo contrario. Un ejemplo –he de confesarlo– que a mí me duele de manera especial; porque yo trabajé once años en tv3, porque conservo un montón de amigos de esa etapa, porque sigo pensando que la televisión pública catalana ha hecho cosas muy buenas a lo largo de su historia; otras no tanto; y algunas hay que reconocer que directamente horrorosas. Y la de hoy creo, con toda sinceridad, que entra en esa categoría.
Se trata de un anuncio de la retransmisión del partido del sábado, de la final de la Champions. A estas alturas ya sabrán que juegan el Real Madrid y la Juventus de Turín… muy bien, pues el vídeo no deja lugar a dudas. Vamos, no es que no deje lugar a dudas: es que son imágenes de Sergio Ramos levantando una copa y a continuación jugadores de la Juve con una voz en off que dice: “Sólo hay once hombres capaces de evitar lo inevitable; once hombres preparados para cambiar el destino; y para que el todopoderoso conjunto blanco viva una noche negra”.
Este es el anuncio, este es el mensaje. Resulta evidente cuál es enemigo. Y claro, si esto lo hace un periódico, una radio, un canal de televisión privados me parecería igual de nefasto, y de ridículo, pero allá ellos. Sin embargo, tv3 es un medio público, sufragado con los impuestos de los aficionados del Barça, del Madrid, del Español –que son, por este orden, los tres equipos con más seguidores en Cataluña–. Una televisión sufragada con los impuestos de los que votan independencia o no independencia; de mar o de montaña; de ciudad o de pueblo.
Esa es la diferencia; y eso es lo intolerable. Porque además ¿es esta la función de un medio público? embroncar ¿es este el clima que necesita el momento actual, el deporte, o lo que no sea deporte? ¿Nos hemos vuelto locos? Con un añadido: si la explicación es que se busca complicidad con la mayoría de la audiencia, ¿alguien está seguro de que todos los seguidores del Barça están –estamos– de acuerdo con esta patochada? Desde luego aquí tienen uno que no.
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En cualquier caso no es esto lo más grave; lo grave es que no se trata de una anécdota, ni de una travesura, ni de alguien que se ha pasado de frenada. Responde a algo más profundo, mucho más preocupante, estructural; la puñetera manía del “ellos y nosotros”, de “amigos y enemigos” que lo impregna todo.
Yo soy catalán, del Barça y de tv3, pero no me siento representado por nada de esto. Lo siento, pero creo que algunos están dibujando una televisión y un país donde cada vez cabe menos gente. Este anuncio me parece –sinceramente– de tarjeta roja.