Reino Unido: 42-37

El 18 de abril, Theresa May anunciaba que adelantaba las elecciones al día 8 de junio. Aquel día los sondeos le otorgaban casi 20 puntos de ventaja sobre los laboristas cuyo líder, Jeremy Corbyn, parecía sencillamente inelegible. Hoy, el día de la votación, 50 días después, la diferencia se ha recortado tanto que ya nadie se atreve a aventurar nada. Repasar las encuestas es volverse loco, siguen dando ganadora a May  pero con márgenes que no pueden tomarse en serio, pues van desde un punto hasta doce. Nos quedamos con el dato que ofrece la universidad Anglia Ruskin, combinando todas las encuestas realizadas en el país. Gana Theresa May 42-37, 5 puntos de diferencia. Pero, a la espera de los resultados, hay dos hechos que han quedado claros: el fuerte desgaste de la imagen de Theresa May, cuyo liderazgo para las negociaciones del brexit con la Unión Europea se ha devaluado considerablemente; y dos, que los temas sociales, y no el brexit, se han impuesto en la campaña.

La primera ministra ha acumulado contradicciones y, en fin, le ha mostrado menos  sólida de lo que parecía y la puntilla fue su "enough is enough",  ese "basta ya" a la tolerancia con el terrorismo cuando fue ella la que suprimió 20.000 plazas de Policía en 6 años como ministra del Interior. La reparación de la cartera social es el segundo gran renglón. En los 11 meses de su Gobierno, Theresa May ha llevado la austeridad al máximo. El Instituto Fiscal Británico señala que los recortes en ayudas sociales, en educación y en los servicios asistenciales de los municipios son los mayores que se han conocido desde los años 70. Y por aquí, y no por el patriotismo brexit, se ha desarrollado la campaña. Y por aquí ha ido creciendo la agonizante laborismo con propuestas de la socialdemocracia clásica que parecían periclitadas y que los ciudadanos han vuelto a escuchar con esperanza. Hoy sabremos con cuánta esperanza.

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