Contra el frío, cocido
Un básico de la cocina española con infinidad de versiones locales
Madrid
El cocido es un básico de la cocina española que tiene infinidad de versiones locales: desde el ídem madrileño a la escudella catalana, pasando por el caldo gallego o el cocido maragato. Es un plato completo y contundente del que se aprovecha todo: el caldo, con pasta o arroz, los garbanzos y las verduras en un segundo vuelco y las carnes para rematar (si sobra, siempre pueden hacerse unas croquetas).
Aunque se pueden añadir muchas otras carnes y verduras, hay algunas que no pueden faltar. La ternera, la gallina -o el pollo-, el tocino y el jamón son un básico al que le daremos un extra de enjundia y melosidad con unos huesos de caña o rodilla de ternera. La parte del bovino más adecuada es el morcillo o jarrete y la falda, que ganan con las cocciones largas y aportan mucho sabor. El chorizo y la morcilla se añaden o no a gusto del cocinero: si no quieres que el embutido deje mucha grasa en el caldo, puedes darle un hervor previo en agua.
Contra el frío, cocido
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La col, la zanahoria y las patatas también son parte importante de este plato, cuyo aporte vegetal rematan los garbanzos. El tipo de col más adecuado para este guiso es el repollo o col murciana, una crucífera emparentada con el brécol, el rábano y el nabo. Las patatas más adecuadas para cocer son las Kennebec, Monalisa o Buffet, que engordarán el caldo con parte de su almidón pero se mantendrán enteras.
Pero los ingredientes fundamentales para que un cocido quede perfecto no pueden comprarse, y se llaman ‘paciencia’ y ‘previsión’. Porque hay que poner los garbanzos en remojo -en agua con sal- la noche antes, poner la ternera, los huesos y el jamón a cocer y eliminar las impurezas, añadir después de una hora las aves y las chacinas y desespumar de nuevo. ¿Y ya está? Pues no: una hora y media después, aún queda añadir la verdura y cocer media hora más. En unas tres horas y media o cuatro tendremos el cocido y el caldo listos para tomar.
Algunas variantes locales incluyen otros elementos característicos que enriquecen el cocido. En Madrid y algunas zonas del sur se sirve con la ‘bola’, una especie de tortilla con miga de pan duro, huevo, ajo y perejil que se dora en aceite y pone a cocer durante la última media hora. En Cataluña, la ‘pilota’ tiene los mismos elementos pero en menor cantidad, mezclados con carne de ternera y cerdo (y, a veces, piñones). Sabes que es Navidad cuando esa misma masa se usa para rellenar unos ‘galets’ del tamaño de un puño. Y si a estas altura no os ha entrado ya un antojo loco de sopa, es que tenéis horchata corriendo por las venas.