Lo fundamental, la derrota del enemigo

Madrid

Comenzó la campaña y el CIS anunció que Ciudadanos marcha en cabeza y que el independentismo roza pero no alcanza la mayoría. Pero lo más preocupante es que confirmó que Cataluña está partida en dos y que empatan dos posiciones que durante años fueron compatibles y que hoy son irreconciliables. Y como son irreconciliables, más que elecciones autonómicas o plebiscitarias deberíamos considerarlas casi militares, pues importa la victoria básicamente porque significa la derrota del enemigo.

La polarización es extrema. Se enfrentan la Cataluña independentista y la Cataluña constitucionalista. Quien no tenga intención de alistarse en uno de estos dos ejércitos será considerado antipatriota de una de las dos patrias. Es o ellos o nosotros, y dentro de cada nosotros no todos los nosotros en el mismo plano.

En un bando, por ejemplo, el rango lo marca la magnitud de sacrificio. Junqueras, la épica en la prisión, Puigdemont, la épica del exilio. Veremos a qué condecoración se concede mayor mérito. En el otro, Arrimadas y Albiol dejan claro que no se fían de Iceta. A su juicio el constitucionalismo lo conforman Ciudadanos y el PP más un polizón sospechoso a bordo.

Esto va de la victoria de unos catalanes sobre otros catalanes, de manera que gane quien gane perderá Cataluña porque estará dividida. Solo cuando Cataluña restablezca el pacto interno que le mantenga unida podrá soñar con mayores aventuras, antes no. Hará muy mal en engañarse si cree que su principal obstáculo es Madrid.

Posdata en recuerdo de Manuel Marín, un hombre de concordia, europeísta y modernizador, un político encantador que se fue de la política desencantado.

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