El principio de realidad

Al día siguiente de unas elecciones lo que se impone es el principio de realidad. Para todos. Y ese principio arroja esta mañana un par de titulares inapelables. Ciudadanos ganó las elecciones ayer en Cataluña en un triunfo histórico, sí, histórico, porque nunca antes lo había hecho un partido declaradamente no nacionalista catalán y que ha hecho un discurso nítido, claro y sin ambigüedades. Triunfo claro en votos y escaños, que sin embargo no consigue quebrar al independentismo que suma mayoría absoluta.

El discreto aumento de un diputado del PSC, el descalabro del PP, la caída importante de los comunes, deja la mayoría absoluta de la Cámara en manos de Junts per Cataluña, Esquerra Republicana y la CUP, y a eso a pesar de que todos juntos pierden unas décimas en voto y tienen dos diputados menos que en la anterior legislatura. Suficiente en cualquier caso porque la mayoría absoluta son 68 y tienen 70.

De manera que a pesar de los muchos cambios que se han producido en cada bloque, las dos partes siguen ahí y el bloqueo y la división de esta comunidad también.

Anoche, fue la hora de la euforia de quienes ganaron las elecciones, - Ciudadanos - y quienes están en condiciones de conservar el poder - los independentistas -. Pero a partir de esta mañana, toca a todos ser conscientes de la realidad tozuda que devuelven las urnas.

Los constitucionalistas no se han impuesto y los independentistas ya saben que no tienen mayoría social, que no consiguen ampliarla, que la unilateralidad es imposible en esta España y esta Europa de 2017 y que la realidad social, política y económica de Cataluña exige urgentemente un gobierno que gobierne.

Y algo más : el Partido Popular, con 3 diputados, último en la lista, condenado al grupo Mixto con la CUP, debería abrir un debate muy profundo. No sólo sobre las consecuencias internas que pueda tener este estado de cosas, sino su manera de enfrentar durante años, décadas. el principal problema político de España.