Cataluña, sí, pero más heridas

Ninguna duda en estos momentos de recuento final del año: el ultrarreaccionario Trump y sus nefastas decisiones, en política internacional, y Cataluña en la de estos pagos. Pero deberíamos intentar que estas evidencias no nos oculten otras heridas que nos ha dejado este año, como la creciente desigualdad en todo el mundo entre ricos y pobres, ampliada aquí con el trampantojo del crecimiento del empleo, tan celebrado por Rajoy y sus ministros, con la devota del Rocío Fátima Báñez en primera línea. Nos engañan con los empleados y desempleados, con las pensiones o las listas de espera en la Sanidad, maquilladas como grotescas figuras de carnaval. Hay muchas contrataciones, sí, pero en julio, mes con cifras altísimas, el 92,1% de los contratos que se suscribieron fueron temporales. Y de esos pésimamente pagados empleos, por llamarlos de alguna manera, un 57% duraban menos de tres meses. Más datos: el 26% dura una semana o menos, el 14% de una semana a un mes y el 17%, entre un mes y tres meses. O sea, que mucho hidrato de carbono y pocas proteínas, como el menú navideño de los policías desplazados a Cataluña, primero humillados con el ridículo Piolín y luego insultados con un menú navideño tan pobre como antiguo. ¿Hasta cuándo tendremos que disfrutar de ministros del Interior tan groseramente inútiles como Jorge Fernández Dïaz o Juan Ignacio Zoido?