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Marea de precariedad

Ojalá su marea sea tan potente como para arrasar con algunas cosas

Marea de precariedad

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Madrid

Hace unos días, con la publicación de los datos del paro en España, la ministra de trabajo echó un chorreo general a los que insisten –insistimos– en que la recuperación del empleo viene muy a menudo acompañada de una precariedad insoportable. “Eso no es verdad”, aseguró Fátima Báñez e insistió en que “los datos son tozudos”. Y la verdad es que en eso último tiene razón, porque la realidad es impepinable: casi cinco millones de trabajadores precarios –que es el cálculo que hace, por ejemplo, comisiones obreras– no se pueden ocultar así como así bajo la alfombra.

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Por eso era sólo cuestión de tiempo que intentaran organizarse y que utilizaran algo que se ha puesto de moda como instrumento de protesta: las mareas. En los diez años que llevamos de crisis y recesión las ha habido de todos colores, para defender la sanidad, la educación, el agua, los inmigrantes.

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Bueno, pues ahora nace la marea de los precarios y ya se hará visible este próximo fin de semana en varias ciudades donde se han convocado manifestaciones a través de las redes sociales. No sé qué color utilizarán, pero espero que no sea el negro porque eso sería tanto como resignarse a que no haya esperanza. Aunque de todas formas, si ahora me está escuchando, pues no sé: una camarera de piso, una de las famosas “kelly’s”, o un eventual de correos, o un mensajero, o un ciclista de Deliveroo, o alguien que hace prácticas y no las cobra, o un falso autónomo, o una enfermera que lleva años encadenando contratos temporales, o una maestra, o una empleada del hogar a la que pagan en negro, o un conductor de camión que no puede respetar ni los descansos, o un taxista que hace más horas que un reloj para llegar a los mínimos, o un temporero que apenas tiene para comer y pagar la luz; o un desahuciado, o una pensionista que no llega a fin de mes.Tampoco sabría qué decirles a ninguno de ellos.

Si acaso que nunca olviden que no son números, ni datos, que son personas y que tienen todo el derecho a protestar. Ojalá su marea sea tan potente como para arrasar con algunas cosas.

 
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