Trabajo a domicilio

La mesa del Parlamento catalán, bajo la presidencia de Roger Torrent, admitió ayer a trámite la famosa proposición de ley de Junts per Catalunya para acabar con la obligatoriedad de que el candidato a la presidencia de la Generalitat esté presente en el pleno de investidura. También permitiría la celebración de reuniones del gobierno catalán via Skype. Se trata evidentemente de abrir la puerta a un objetivo extravagante: elegir a un presidente de la Generalitat que viva en otro país y que asista a las reuniones del “consejo de gobierno” y hable con sus colaboradores exclusivamente a través de una pantalla de ordenador. Es decir, de poder elegir presidente a Carles Puigdemont. Los expertos afirman que la decisión de la Mesa quizás sea solo un gesto, destinado a volver a ganar tiempo para las negociaciones internas de los independentistas. Sea eso verdad o no, y este absolutamente claro que esa investidura sería una opción descartable, de acuerdo con las sentencias del Tribunal Constitucional español, lo cierto es que tres grupos políticos catalanes han defendido ante la ciudadanía que el empleo de presidente de la Generalitat se puede ejercer como si fuera un trabajo a domicilio, desde cualquier habitación de hotel de cualquier ciudad del mundo, siempre que tenga una buena conexión wifi. Asombra que el propio presidente del Parlamento catalán no valore el daño que provocan en las instituciones catalanas movimientos tan asombrosos. Quizás Torrent siga las indicaciones de quienes están convencidos de que ya solo falta un empujoncito para que el Gobierno español de su brazo a torcer y admita negociar los plazos para reconocer la república catalana. Si es así, la situación es todavía más triste y más absurda.