Protocolo para erradicar pilotos suicidas
Cuando se cumplen tres años de la catástrofe aérea de Germanwings en los Alpes franceses, recordamos con ayuda del sindicato de pilotos SEPLA las recomendaciones de los organismos internacionales para evitar que se repita
Madrid
Tal día como hoy, hace tres años, el copiloto del vuelo 9525 de la aerolínea Germanwings que cubría la línea Barcelona-Düsseldorf se quedó solo en la cabina, bloqueó la puerta, activó el piloto automático con una trayectoria suicida de descenso y estrelló el avión con 144 pasajeros y 6 tripulantes a bordo en los Alpes franceses.
Andreas Lubitz, un suicida pilotando un avión comercial en solitario, encerrado a cal y canto en la cabina gracias a los protocolos de seguridad implantados en todo el mundo después del 11-S, que blindan a los pilotos en caso de secuestro o amenaza exterior. El caso supuso, una vez más, un antes y un después en la navegación aérea.
Recomendaciones
La primera recomendación que lanzó la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA en sus siglas en inglés) parece lógica pero ha quedado obsoleta, según nos explica Javier Martín-Chico, director del Departamento Técnico del SEPLA: "Todos los operadores recibimos la recomendación de que hubiera siempre dos personas en cabina". A juicio de Martín-Chico, "la persona que acompaña al piloto que se queda -generalmente una azafata o auxiliar de vuelto- debe haber recibido la formación debida para que conozca los procedimientos básicos de la cabina, así como haber pasado los mismos controles médicos y psicológicos que los pilotos. Lo contrario, así como las continuas entradas y salidas de la cabina, pueden estar generando desconfianza entre el pasaje".
Durante estos tres años, las compañías aéreas han seguido la recomendación general de incrementar los análisis psicológicos a los pilotos no solo antes de comenzar su carrera profesional, al llegar a una nueva aerolínea, así como en cada examen médico rutinario. En este caso, el SEPLA aplaude que se haya iniciado un programa comunitario para aumentar el número de examinadores médicos que pueden reforzar de manera efectiva los controles psicológicos, así como la realización de pruebas aleatorias de alcohol y drogas, dentro de la cabina de vuelo o al llegar al aeropuerto. Esto es muy útil para saber, por ejemplo, si el piloto está tomando algún fármaco antidepresivo.
Martín-Chico aboga por implementar en todo el mundo un sistema que está resultando efectivo en Estados Unidos: el Programa de Apoyo a Pilotos, (PSP, en sus siglas en inglés). Lo están desarrollando voluntarios y están siendo eficaces para detectar problemas personales que puedan afectar al desarrollo profesional del piloto, un programa que debe llegar a Europa antes de 2020.