La institución al barro, si yo me salvo

Dicen en el Partido Popular que Cristina Cifuentes sobrevivió ayer a su comparecencia en la Asamblea de Madrid para hablar de su máster. Y que digan eso es una buena muestra de donde tiene colocado ahora mismo el partido en el gobierno su nivel de exigencia. Cifuentes no dimite y admitió ayer que no asistió a las clases ni a los exámenes, dice que lo pactó con los profesores pero no existe ese permiso por escrito, no aclaró tampoco cómo la evaluaron, sigue sin aclarar el baile de fechas, sin encontrar su trabajo fin de máster y los documentos que enseñó son los mismos que ya exhibió el primer día y no demuestran nada porque es la veracidad de los documentos lo que está en duda. Y se permitió cierto desprecio sobre el valor y la importancia que tiene para ella un máster que cuesta 1.600 euros ¿Por qué lo hizo entonces? El resto de su intervención fue la habitual exhibición de sonrisas, altanería, teorías de conspiración y golpes de pecho. Y lo peor, endosar a la Universidad la única responsabilidad de lo que está oscuro, que es todo todavía. La institución al barro, si yo me salvo. Fin de la cita.

Hoy declaran en la universidad las profesoras que firmaron su TFM. Y esta mañana El Confidencial ha publicado que ya no es que las firmas sean falsas es que esas tres profesoras nunca se reunieron, que no hubo tribunal para calificar ese presunto trabajo final. Ayer, Cristina Cifuentes decía que lo defendió "de forma presencial" en el campus de Vicálvaro y que la defensa "duró poco" porque había un tiempo limitado.  

Fuentes del Instituto Público de la Universidad confirman a El Confidencial que ese tribunal nunca existió. Hoy declaran las profesoras en la investigación interna de la Universidad. Veremos, pero Cifuentes está en minoría en la Asamblea así que desde el punto de vista político, la pelota está en el tejado del resto de partidos. El PSOE anuncia una moción de censura, Podemos está de acuerdo, y a Ciudadanos le toca retratarse porque sin sus votos lo moción no sale adelante. Y ya se ha retratado. No apoyan, dicen, la moción porque primero quieren conocer el resultado de la comisión de investigación que han propuesto.

El asunto Cifuentes está camino de los tribunales, los comparecientes en una comisión parlamentaria no contarán nada que pueda perjudicarlos judicialmente. Ya lo estamos viendo en otros casos. Y mientras tanto, con ese balón de oxígeno que le da Ciudadanos, Cifuentes seguirá en su huida hacia delante, la comunidad paralizada y la política expresando su impotencia. El tiempo de predicar ha pasado ya para Ciudadanos y empieza el de dar trigo. Con el argumento de la estabilidad está sosteniendo a un Rajoy superado por todos los acontecimientos, de manera que con el argumento de la estabilidad este país se precipita hacia la inestabilidad a pasos agigantados. Y en Madrid igual. Los naranjas tendrán que demostrar si sus intereses electorales – a ellos les convendría que el PP se cociera a fuego lento en esa comisión de investigación para ir recogiendo los votos que pierden- son más importantes que una Comunidad de seis millones de habitantes, que va de escándalo en escándalo y que se ha instalado con este episodio en un estado de desconfianza y alarma que alcanza al corazón de una universidad pública y a la propia presidencia regional. En los países europeos que a Rivera le gusta tanto usar como referencia, los gobiernos caen cuando los pillan en un renuncio, y no se hunde el mundo. Sólo se regenera. Regeneración, ¿les suena?